Perfil (Sabado)

Procesan a la mujer de López, a empresario y a una monja

- PATRICIA BLANCO FERNANDEZ

¿Quién guardaría un tesoro en un lugar que no fuera suyo? Para el fiscal Federico Delgado, la confesión de José López ante el juez Daniel Rafecas de que guardaba los casi US$ 9 millones en un contrapiso justo arriba de su cama fue la frutilla que le faltaba para sostener que la casa de Dique Luján, en Tigre, pertenecía al ex funcionari­o kirchneris­ta. Por eso pidió ampliar el procesamie­nto de López, de su esposa –María Amalia Díaz– y de los dos presuntos testafer ros, el empresar io Eduardo Gutiérrez y el contador Andrés Galera.

“López y su mujer son los verdaderos dueños de la casa de Dique Luján y vivían allí. Además, no puede perderse de vista que López, al momento de prestar declaració­n inda- gatoria, refirió que los US$ 9 millones los tenía ocultos en su casa de Dique Luján; más precisamen­te, en un contrapiso del tanque de agua ubicado arriba de la habitación personal de él y de su esposa”, sostuvo el fiscal en su dictamen.

La indagatori­a del jueves había sido convocada para hablar sobre la casa de Dique Luján. Pero López aprovechó la oportunida­d para enviar una serie de mensajes diciendo que el dinero venía de la política, y mencionó nombres vinculados a la ex presidenta Cristina Fernández (como el dirigente Jorge “Topo” Devoto) y al presidente Mauricio Macri (Angelo Calcaterra). Cuando le tocó hablar de la vivienda de Dique Luján, sostuvo que no le pertenecía, aunque aludió a ella como “mi casa” cuatro veces.

Esa referencia, más una sumatoria de indicios, pruebas y testimonio­s, fue tomada por Delgado para pedir un nuevo procesamie­nto; sería el segundo para López, que ya está procesado por enriquecim­iento. El fiscal sostuvo que Galera y Gutiérrez –contratist­a del Estado– fueron dueños nominales del terreno de Belgrano 1018, Dique Luján, pero que desde 2009 las refaccione­s que se hicieron en la vivienda fueron dirigidas por López y su esposa. Hay intercambi­o de mails entre el arquitecto y la mujer de López, y planos de la remodelaci­ón.

Delgado ta mbién reclamó al juez que procese a la monja Inés Cecilia Aparicio como presunta encubridor­a. “Las pruebas que demuestran que la hermana Inés ayudó a López a ocultar los rastros del delito son contundent­es”, dijo Delgado, basado en las numerosas llamadas telefónica­s y las imágenes grabadas por el sistema de seguridad del convento.

El fiscal apuró la junta médica para certificar si la madre Alba es inimputabl­e. “Su resultado será decisivo para la investigac­ión”. Para Delgado, permitirá revelar si las hermanas María Antonia Casas y Marcela Estefanía Albín mintieron al prestar declaració­n testimonia­l y también formaron parte del encubrimie­nto; o si, por el contrario, la hermana Alba fue la cómplice.

Mientas, el juez Rafecas realizará el próximo martes otra inspección en la casa de Tigre para ver el contrapiso del tanque de agua que nadie advirtió en la primera diligencia. También aguarda los análisis sobre el celular iPhone de López, luego de que el acusado diera su clave, y citó a declarar al diputado kirch-nerista del Parlasur Alejandro Karlen, quien, según López, le habría advertido que lo estaban vigilando.

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COMPLICES Y ENCUBRIDOR­A.
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LA CASA. La Justicia encontró mails entre la esposa de López y el arquitecto que remodeló la propiedad y planos a mano del proyecto.

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