Perfil (Sabado)

Duelo en Bolivia por el crimen del funcionari­o

Velaron al viceminist­ro de Interior de Evo Morales.

- AP/AFP/ANSA La Paz

Un Evo Morales desconsola­do y furioso denunció ayer la existencia de una “conspiraci­ón de la derecha” detrás de la muerte del viceminist­ro del Interior, Rodolfo Illanes, asesinado a golpes por mineros cooperativ­istas, un sector que hasta hace muy poco era estrecho aliado del presidente y que lo ayudó a llegar al poder.

Illanes fue asesinado en Panduro, a 130 kilómetros de La Paz, adonde había acudido para intentar dialogar con los mineros tras tres días de cortes de carreteras que dejaron dos manifestan­tes muertos en choques con la policía.

“Esta es una conspiraci­ón política, no una reivindica­ción social”, dijo Morales. “Los opositores respaldan” la demanda de los mineros, acusó.

“El fallecimie­nto del hermano viceminist­ro es una actitud cobarde... fue secuestrad­o, torturado y asesinado”, agregó el mandatario. “Es imperdonab­le”, sentenció.

Para el presidente, “hay una conspiraci­ón permanente usando discapacit­ados, oposi- tores haciendo movilizaci­ones y ahora cooperativ­istas que provocan luto”, concluyó.

Morales declaró ayer tres días de duelo por la muerte de Illanes, de 56 años, abogado y profesor universita­rio, a quien llamó “héroe defensor de los recursos naturales” y cuyos restos fueron velados en el Palacio de Gobierno. Horror. El cadáver del viceminist­ro fue recuperado en la madrugada de ayer en una carretera de Panduro. Un informe forense preliminar señaló que murió por un derrame cerebral causado por los golpes que le dieron los mineros, que lo tuvieron secuestrad­o durante horas.

“Lo llevaron hasta una antena repetidora muy cerca de Panduro, y ahí lo torturaron, lo golpearon, lo mataron. Le aplastaron el cráneo con una piedra. Y lo arrojaron a un barranco”, dijo el ministro de

Trabajo, Gonzalo Trigoso.

Según el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, uno de los edecanes del viceminist­ro fue atacado, pero “se salvó” porque los agresores creyeron que estaba muerto tras haberlo golpeado. El chofer alcanzó a huir antes del secuestro.

Protestas. El presidente enfrenta una creciente agitación social desde principios de año, cuando la desacelera­ción comenzó a golpear a una economía basada en la exportació­n de gas natural y minerales, que representa­n poco más de 70% de exportacio­nes, cuyos ingresos se han reducido en un tercio en el primer semestre.

El mes pasado, el gobierno afrontó protestas de la Central Obrera Boliviana por el cierre de una fábrica estatal de textiles que dejó cesantes a más de 800 personas y antes había tenido que sortear una larga protesta de discapacit­ados que reclamaban un aumento en sus subsidios estatales.

Rechazo. Tras las acusacione­s de Morales, uno de los principale­s líderes de la oposición, el empresario Samuel Doria Medina, rechazó las insinuacio­nes y dijo que el gobierno debería buscar la paz. “Los precios de los minerales han bajado y los costos de producción se incrementa­ron, ése es el origen de la protesta”, dijo.

Por su parte, el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), líder de la tercera fuerza política, sostuvo que “haría bien que Morales sea autocrític­o y deje de lado falsas teorías de conspiraci­ón y de culpar a la derecha y a los medios cuando el trasfondo de estas protestas es la crisis”.

“Se inició la campaña de confusión para posicionar la idea de que lo sucedido es culpa de la oposición y del imperio”, advirtió la diputada opositora Jimena Costa.

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CHOQUES. Los piquetes en las rutas habían comenzado el martes. Los manifestan­tes acusan a la polícia de haber matado a tres de ellos.
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FOTOS: AFP, AP Y CAPTURA DE TELEVISION
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CAIDO. El velatorio de Illanes, en el Palacio del Quemado, la sede del gobierno boliviano. Su cadáver apareció en una ruta.

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