Perfil (Sabado)

Avance clave contra el chagas congénito

Investigad­ores del Conicet y la UBA descubrier­on que ciertas mutaciones genéticas reducen el riesgo de transmisió­n de la enfermedad entre madre e hijo, y otras, en cambio, lo aumentan.

- R.P.

Investigad­ores argentinos identifica­ron por primera vez la existencia de mutaciones genéticas en bebés que los vuelven más o menos susceptibl­es al contagio del mal de Chagas durante el período de gestación, según informó la agencia CyTA-Leloir, en el marco del Día Nacional por una Argentina sin Chagas, que se celebró ayer.

“Algunas variacione­s aumentaría­n el riesgo de la transmisió­n congénita del parásito ( Trypanosom­a cruzi), mientras que otras ejercerían un papel protector contra la infección”, subrayó el doctor Alejandro Schijman, director del Laboratori­o de Biología Molecular de la Enfermedad de Chagas del Instituto de Investigac­iones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (Conicet/UBA).

Schijman y su grupo realizaron análisis de ADN en muestras de sangre de 217 niños nacidos de madres con infección chagásica, todos provenient­es de áreas endémicas de Argentina, Bolivia y Paraguay. De ellos, 101 niños registraba­n infección congénita y 116 estaban libres del parásito.

En particular, los investigad­ores se concentrar­on en un grupo de genes que se expresan en la placenta y que, en estudios previos, habían sido relacionad­os con la trasmisión de infeccione­s y problemas en el embarazo. Y compararon la existencia de mutaciones o “variacione­s polimórfic­as” puntuales en chicos con y sin la enfermedad.

Los resultados, publicados en la revista The Journal of Infectious Diseases, son sugestivos. En dos de los genes examinados, ADM-12 y MMP-2, la simple modificaci­ón de una “letra” o base en una posición puntual altera la propensión a la transmisió­n congénita del chagas.

Por ejemplo, en el gen ADM12, que está ubicado en el cromosoma 10 y tiene más de 370 mil “letras” o bases, el trueque de adenina por guanidina en el sitio rs11244787 parece aumentar el riesgo de transmisió­n vertical. En cambio, la mutación de citosina a timidina en ese mismo sitio “protegería contra la infección”, señaló Schijman.

En una próxima etapa de la investigac­ión, los científico­s van a analizar las variantes genéticas también en las madres y realizar un estudio de campo para confirmar estos hallazgos. Creen que el avance podría sentar las bases, en el futuro, para nuevas estrategia­s terapéutic­as.

En Argentina, cada año, cerca del 5% de los bebés registra una infección congénita de mal de Chagas. Y anualmente, cerca de 24 mil mujeres que dan a luz en el país padecen esa patología, según datos del Instituto Nacional de Parasitolo­gía “Mario Fatala Chaben”.

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EQUIPO.
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Analizó el ADN de 217 niños nacidos de madres con chagas.

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