QUIEN QUIERE A ARMANDO PEREZ
NUMEROSOS DIRIGENTES BUSCARAN LA CAIDA DEL PRESIDENTE DE LA COMISION NORMALIZADORA. LO SOSTIENEN LA FIFA Y MACRI.
Si en la AFA hubiera un impeachment como en Brasil, es probable que Armando Pérez transitara un camino parecido al de Dilma Rousseff. El presidente de la comisión normalizadora quedó, otra vez, sobre un escenario débil, sin algunos de los cimientos históricos que sostuvieron a Julio Grondona y a Luis Segura. El amague de huelga que existió hasta el miércoles pasado fue la punta de un ovillo que se teje día a día en Viamonte 1366 y que nadie sabe dónde termina.
El mismo Pérez, antes de que la AFA garantizara el pago que reclamaban los dirigentes del Ascenso, se encargó de reconocer que muchos lo quieren “voltear”. Y apun- tó a los presidentes de las categorías menores, a los que definió como “muy difíciles”. Ese sector, a pesar de que atenuó su malestar tras el acuerdo económico para este semestre, es el que busca precipitar el fin de la estadía del titular de Belgrano en la conducción interina de la AFA.
“Pérez confunde visibilización de un conflicto con intento de golpe de Estado. Se equivoca muchas veces cuando habla”, le dice a PERFIL Daniel Ferreiro, uno de los hombres fuertes del Ascenso, ladero de Claudio “Chiqui” Tapia. El vice de Acassuso, Javier “Pipo” Marín, relativiza esta presunta desestabi- lización, pero reconoce que la visión que tienen de Pérez muchos de los dirigentes de su espacio no es la mejor. “Lo que viene a partir de ahora es una nueva relación. Pero es cier- to que a nadie le gusta tener una junta normalizadora. Yo preferiría tener un presidente legitimado por los clubes en elecciones. Por eso queremos que esta situación se resuelva lo más pronto posible”, remarca Marín.
El pilar en el que se sostiene Pérez no viene desde el interior de la AFA, sino desde la Casa Rosada. El presidente Mauricio Macri, a través del titular de Fútbol para Todos, Fernando Marín, lo apadrinó ante la FIFA y lo sigue haciendo ahora, en esta tarea de normalizar una Asociación que para muchos es imposible de normalizar.
Pero si bien tiene el respaldo