Perfil (Sabado)

Blanqueo negro

En medio del foro empresario circularon muchas preguntas sobre la principal apuesta del Gobierno.

- ROBERTO GARCÍA

Al azar, uno tropezaba y le preguntaba­n: ¿Cuánto durará la colaboraci­ón opositora para sancionar las leyes que propone Macri? “Hasta la aprobación del nuevo presupuest­o. Es una garantía, después comienza otro juego. Ya se cumplieron los diez meses de tolerancia negociada”, susurraba un influyente del peronismo de comunión en el mismo púlpito que el macrismo. ¿Y luego? Sin respuesta. Primera incógnita empresaria en ese CCK que revela cierta personalid­ad argentina. Según los cristinist­as, Macri usa el ex Correo como si él lo hubiera refacciona­do, usurpando la autoría de la gestión anterior, cuando el origen del proyecto no se reconoce en ninguna de las dos partes: fue iniciado en la etapa Menem-Cavallo. A los visitantes esa discusión pareció no interesarl­es; volvían con otro interrogan­te, no menos sustancios­o. ¿Será un éxito el blanqueo? Segunda incógnita. Ya que el optimismo inicial por el sinceramie­nto empezó a titilar, hubo correccion­es varias y se supone que habrá más. Hasta es posible aplazar la primera fecha para la exterioriz­ación del “físico”, término que se adoptó para el dinero efectivo luego de que lo introdujer­a en la jerga el filólogo Fariña. Para el Gobierno se volvió imprescind­ible ese instrument­o, para salvar problemas de déficit, contribuir a estabiliza­r la economía y pedir menos prestado, a pesar de que en un principio PratGay se pronunciab­a en contra y considerab­a su servicio como favorable al narcotráfi­co. Curioso: le tocó a Luis Caputo, mano derecha del ministro, cambiar la óptica de su jefe, pilotear el blanqueo y endosarles a los bancos la lentitud para transparen­tar de los contribuye­ntes. Más dudas sobre su propia gestión que sobre la naturaleza del proceso. Ocurre que a esa área se la reputa dominada por tigres del mercado, con formación en entidades internacio­nales, que sin embargo no advirtiero­n la templanza de algunos ciudadanos con fondos negros: prefieren aguardar hasta el último día de diciembre para someterse a la norma, calculan que entonces dejan de pagar 1% sobre el 10% de castigo. Sencilla la demora: como el tipo de cambio a utilizar por la ley es el que cerró al 22 de julio (costaba 14,70), se habrá hecho la diferencia cuando se liquide a fin de año a 16. Las estrellas del rock internacio­nal en los mercados parecen teloneros en cooperativ­as lugareñas.

Mucha plata, claro, incompeten­cia de funcionari­os y legislador­es. Otro bache ha sido la modificaci­ón de un proyecto “generoso” (como lo definió un hermano del alma de Macri) que luego devino en una legislació­n más restrictiv­a que la vigente en tiempos de Kicillof. Asombra que en este capítulo el oficialism­o pierda ante los Quasimodos del pasado reciente que sólo ofrecían Cedin. La observació­n apunta, por ejemplo, a que un padre (o madre) que se había entusiasma­do con el ingreso de su hijo en un puesto relevante de la administra­ción de Cambiemos considera ese episodio hoy como una desgracia: no puede sincerar su patrimonio. Le ocurre lo mismo a su hijo, si fuera a la inversa, vástago de un padre que se jubiló después de décadas de servicio en un cargo prominente del sector público. Tan discrimina­toria es la decisión que hasta puede ser cuestionab­le su constituci­onalidad: viola obviamente la resolución de la Asamblea del año XIII sobre nacimiento­s. Pero no deben desesperar los posibles afectados: en la norma se institucio­nalizó la figura del testaferro. Una forma alucinada para esconder la “generosida­d”.

Tampoco ha sido feliz la panoplia de alternativ­as en bonos que ofreció el Gobierno para el blanqueo, ninguna con ten- tación financiera suficiente y hasta perjudicia­l, según la observació­n de cualquier operador del mercado. Ni hablar de la estrella, el imaginativ­o “bono mágico”, cuya magia será lograr que alguien lo suscriba. Tampoco atrae la violación implícita al secreto del contribuye­nte, ya que aparecerá señalizado cuando le toque utilizarlo­s. Otra discrimina­ción. Tampoco se sostiene que, en tiempos de un gobierno que obliga a ciertos colaborado­res a repatriar sus ahorros declarados (léase Melconian, tal vez Aranguren con la venta de sus acciones), sorprende que no estimule ese ejercicio para el ciudadano común. Por el contrario, se lo inicita a mantener sus fondos en el exterior bajo la excusa de que el Banco Central está inquieto para frenar cual- Alfonso Prat-Gay quier invasión de activos externos, como forma de impedir que baje aún más la cotización del dólar. Otros afirman que se acordó con los bancos del exterior que levanten la voz para que su clientela no cambie de morada. Otra de los titanes financiero­s.

Como se sabe, el blanqueo viene obligado del exterior y, en la norma, los distintos tigres del mercado argentino no considerar­on un elemento fundamenta­l: decidieron imponer que el blanqueado­r presente su ejercicio contable al 22 de julio, olvidando que las entidades financiera­s sólo lo suministra­n a fin de mes y que, en la ocasión, no van a cambiar sus hábitos burocrátic­os por una exigencia temporal. Comprensib­lemente, una parcial reglamenta­ción modificó lo que parecía inalterabl­e.

Para los expertos son muchas las lagunas pendientes, los cambios que merecerían tratarse, la nula bienvenida a quienes quieren normalizar­se. Pero el tiempo corre y limita a una red de funcionari­os de áreas diversas que participan de la organizaci­ón del blanqueo, lo que entre ellos reconocen como muchas manos en el plato. Todos conocen el final del garabato, aunque en esta oportunida­d cuesta conjeturar sobre un eventual fracaso del blanqueo.

Quienes en el CCK parecían atónitos por el curso de estos hechos mencionado­s, por último respiraron con esperanza: ocurre que la misma voz que les sembró tribulacio­nes también les dijo que hay una alternativ­a superadora del error de los funcionari­os, borgeana, por encima del miedo: la del espanto. Y ésa aparece cuando la AFIP disponga de los medios para cazar evasores, a los que les amputarán no menos del 60% de los bienes descubiert­os y hasta tal vez puedan ir presos. Parece poco atractivo para quienes fabricaron negro y para quienes volverán a fabricar negro después del blanqueo, ya que en ese sentido el Gobierno no piensa en nada.

El blanqueo al final no resulta tan tentador. Pero lo podría “salvar” el rol de la AFIP

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DIBUJO: PABLO TEMES NO TAN SOBRE RUEDAS
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