Un caso modelo que Isela ve para Aerolíneas
En medio de las disputas de Aerolíneas Argentinas con los gremios, desembarcó en Buenos Aires Iberia con el anuncio de una nueva frecuencia diaria entre Ezeiza y Barajas, de la mano de Luis Gallego, presidente y artífice de la “reestructuración” de la aérea española que para la tripulación incluyó más horas de vuelo y menores salarios. Un caso testigo para la titular de la firma estatal, Isela Costantini, que esta semana habló de terminar con “la cultura burocrática de la empresa”.
Iberia pasó de un déficit de un millón de euros diarios en 2012 a un supéravit de US$ 247 millones en 2015, según detalló el ejecutivo. Y en la reversión del resultado, dos tercios estuvieron explicados en el recorte por el lado de los costos y sólo una tercera parte por el aumento de ingresos.
“Se intentó negociar una reducción salarial del 14% y un acuerdo de productividad por el 4%, pero como no hubo acuerdo, hubo recortes del 18% salariales”, relató el representante de Iberia en el Centro Cultural Kirchner.
—¿Cómo fue la negociación con los gremios para reestructurar Iberia?
—Todos teníamos un proyecto común. Salvar Iberia era implicarse todos, no un eslogan. Lo más difícil fue sentarse a una mesa con actitud positiva. Los recortes salariales quedaron consolidados, se hicieron mejoras de productividad, pero a cambio tenemos una compañía y puestos de trabajo.
—¿Cómo es la mejora de productividad en el sector?
—Existen límites legales de horas que se pueden volar al año y la productividad se mide en cuánto te acercas a ese límite. Entonces negociamos medidas para incrementar el número de horas que podían volar nuestras tripulaciones y de esa forma, con la reducción salarial y la mejora de la productividad, mejoramos el costo unitario.
—Ahora siguen analizando un achique.
—Después de la reducción que hemos tenido, estamos negociando una nueva regulación de empleo para mil trabajadores, en el sector administrativo y en mantenimiento. Pero es una acción voluntaria por ambas partes.