Perfil (Sabado)

Una selfie, dos mil intendente­s y poco más

Macri convocó al diálogo a jefes comunales de todo el país, en su mayoría peronistas. Desde la oposición reclamaron avances concretos y alertaron sobre la situación social.

- ANDRES FIDANZA

Hubo coincidenc­ia entre el rédito político esperado y el obtenido. El secreto del éxito fue que las expectativ­as no eran demasiado altas. El Gobierno quería dar una señal de unidad y federalism­o, a pesar de las diferencia­s, y a la pasadita también hacer un guiño de poder: lo consiguió sobradamen­te al reunir a casi dos mil intendente­s de todo el país en Tecnópolis.

Los mandatario­s asistieron a pedido del presidente Mauricio Macri, con mínimas esperanzas de irse con alguna recompensa concreta de obras o fondos para sus municipios. Y el Gobierno no los sorprendió. Por fuera de la agenda más protocolar, hubo encuentros inusuales de pasillo, rosca entre intendente­s peronistas y algunas quejas en voz baja. Presencias. “Después de muchos años, hay un gobierno que quiere trabajar codo a codo con cada gobernador e intendente sin importar los colores políticos”, afirmó Macri, pasadas las 9 de la mañana. Parado en el escenario del microestad­io techado de Tecnópolis, el Presidente apostó nuevamente a contrastar con el ciclo de Cristina Kirchner. Lo escuchaban 1.872 intendente­s, según el registro oficial, de los cuales alrededor de la mitad llegó a su cargo junto a la boleta de Daniel Scioli.

En la primera fila de la inmensa carpa, iluminada con focos violetas, se sentaron los representa­ntes de los municipios más populosos, como los peronistas Verónica Magario (La Matanza) y Mario Ishii (José C. Paz). A pocos metros se sentó el porteño Horacio Rodríguez Larreta, mezclado entre el gabinete macrista y cerca de Martín Insaurrald­e (Lomas de Zamora), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Alejandro Granados (Ezeiza).

Con saco y sin corbata, muy sonriente en el arranque de su breve discurso, Macri pidió un país “con menos monólogo y más diálogo, con menos enfrentami­entos y más consensos”. A su vez, alimentó la versión de un incipiente veranito: “La economía empieza a recuperars­e y viene una época de expansión para el país”, opinó. Rosca. Minutos antes del speech macrista, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, dio la bienvenida. Usual inter- locutor de los intendente­s en la Rosada, también se jactó de la apertura PRO. Tras los discursos, llegaron las conclusion­es. Los integrante­s de las distintas tribus –como el Grupo Esmeralda y el Fénix– pasillearo­n y compartier­on cafecitos. “Me pareció positivo juntar a todos, pero vinimos a buscar avances concretos que esperemos se puedan explicitar”, se quejó con sutileza el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. “Acá nos sacamos la foto. Reconozco que nos escuchan y reciben, pero después de diez meses la situación social es complicada”, dijo por su lado el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis. Ambos tuvieron después una reunión aparte con Frigerio para analizar el futuro de la Federación Argentina de Municipios. Además de críticas al rumbo económico, uno de los principale­s reclamos es que se descentral­ice en los municipios los fondos y las obras.

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TELAM BASTON DE MANDO. El Presidente se retrata junto al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
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INSTANTANE­AS. Los justiciali­stas Magario (La Matanza) e Insaurrald­e (Lomas) en primera fila.

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