Perfil (Sabado)

Macri venderá acciones del Estado en generación eléctrica

El Ejecutivo pasará a privados la participac­ión pública en centrales térmicas con deuda y en malas condicione­s. Recaudaría­n unos $ 35 mil millones.

- NICOLAS GANDINI

El Gobierno puso en marcha un plan para desprender­se de las usinas eléctricas en las que el Estado tiene participac­ión accionaria. Lo hace para solucionar problemas económicos heredados por los erráticos y oscuros manejos del kirchneris­mo, que dejó centrales termoeléct­ricas a medio construir con evidentes sobrepreci­os y acumuló deudas millonaria­s con las compañías generadora­s a raíz del congelamie­nto de las tarifas residencia­les durante más de una década.

Pero, al mismo tiempo, la decisión de privatizar esos activos forma parte de una política del Ministerio de Energía, que entiende que el Estado no debe intervenir en el segmento de producción térmica, salvo en el caso de grandes represas hidroeléct­ricas y centrales nuclea- res apalancada­s con financiami­ento externo de país a país. Desde la óptica del ministro Juan José Aranguren, el Ejecutivo debe participar de negocios monopólico­s como el transporte de energía en alta tensión. En ese negocio, por ejemplo, el Gobierno tomó esta semana el cocontrol de Transener –la mayor empresa del sector– tras pagar US$ 27 millones para quedarse con el 12,5% de participac­ión que tenía Electroing­eniería, la compañía eléctrica de los empresario­s kirchneris­tas Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra. “Se apunta a construir un Estado inteligent­e. No se trata de ser estatista o privatista, sino de entender lo mejor para el país”, interpretó un encumbrado empresario de trato con la Casa Rosada.

Aunque podría entregarla­s para pagar deudas, la venta de las centrales podrían recaudar $ 35 mil millones, según estimacion­es del Estudio Bein & Asociados. En los hechos, el gobierno de Mauricio Macri pretende desprender­se de, al menos, seis usinas eléctricas, algunas ya terminadas y otras aún en construcci­ón. La primera etapa de la iniciativa contempla la venta o concesión de las centrales térmicas en poder de Enarsa. La empresa estatal de energía creada por Néstor Kirchner –hoy presidida por Hugo Balboa, hombre de extrema confianza de Aranguren– busca transferir a manos privadas las centrales Ensenada Barragán, ubicada a las afueras de La Plata, y Brigadier López, en Santa Fe, según confirmaro­n a PERFIL fuentes privadas y gubernamen­tales. Desde Enarsa aseguraron que no tienen nada para comunicar.

La trama contempla un capítulo engorroso por sus esquirlas políticas: Enarsa deberá rescindir el contrato de construcci­ón que estaba a favor de la UTE conformada por Iecsa, la constructo­ra de Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, y de la española Isolux (ver aparte). Con deudas. La segunda etapa del plan oficial prevé la cesión de otras cuatro centrales térmicas construida­s –o aún en ejecución– durante el kirchne- rismo bajo complejos esquemas fiduciario­s –el más conocido fue el Foninvemen– a través de los cuales el Estado financió con recursos públicos la instalació­n de usinas para devolver en especie deudas millonaria­s acumuladas con generadora­s de energía por el congelamie­nto tarifario, que no permitió pagarles a los privados el costo real de la energía. En esa lista figuran Endesa (hoy propiedad de la italiana Enel), Sadesa (el holding liderado por Guillermo Reca, del que participa Nicolás Caputo, amigo de estrecha confianza del presidente Macri); y las norteameri­canas AES y Duke Energy, entre otras.

Se trata, en la práctica, de resolver cuestiones irregulare­s e irresoluta­s de la gestión anterior. Bajo el esquema de Foninvemen, el Estado construyó las usinas San Martín, emplazada en Timbúes (Santa Fe), y Belgrano, en Campana. Son ciclos combinados que aportan, en conjunto, 1.600 megawatts (MW) de potencia al parque de generación, cerca de un 12% de la capacidad total. Como las centrales se solventaro­n con fondos del Tesoro –se utilizaron para canjear acreencias que tenían a favor los privados–, el Estado mantuvo, tras su inauguraci­ón en 2010, alrededor de un 35% de participac­ión accionaria. En las centrales Vuelta de Obligado, también ubicada en Timbúes, que aún no está terminada (tiene un grado de avance operativo del 85%), y de Guillermo Brown (Bahía Blanca), que se encuentra en una fase similar de construcci­ón, el Estado controla hasta un 70% del paquete accionario.

En todos los casos, según indicaron a este diario fuentes cercanas a la Casa Rosada y de tres empresas eléctricas, la intención del Ejecutivo es salir de esos negocios. No son, desde su óptica, activos estratégic­os. Se trata, en rigor, de replicar un modelo ampliament­e extendido a nivel mundial, según el cual la generación de energía con combustibl­es fósiles (gas, gasoil y fueloil) corre por cuenta de actores privados del mercado. Existen, además, particular­idades domésticas que explican la voluntad del Gobierno. El kirchneris­mo dejó el poder con una deuda del orden de los $ 25 mil millones con las empresas generadora­s (unos US$ 1.650 millones). Una de las alternativ­as que se está estudiando en el área energética consiste en canjear ese rojo por la cesión de la participac­ión del Estado en esas plantas.

En el Ministerio de Energía creen que la generación eléctrica es para los privados

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PRENSA MINISTERIO DE ENERGIA VISION. Aranguren, ayer, al dar a conocer ofertas económicas para invertir en energía eólica.
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