Perfil (Sabado)

Reflexione­s sobre el cannabis medicinal

- MARIA VERONICA BRASESCO*

Si bien la política de Estado debe basarse en una impronta sanitaria que garantice la salud colectiva, nadie discute que resulta imprescind­ible avanzar con celeridad en la búsqueda de evidencia científica válida en considerac­ión de aquellas personas que padecen enfermedad­es factibles de ser tratadas con cannabinoi­des.

El padecimien­to de los padres de niños con epilepsias refractari­as o de los pacientes mismos además de conmoverno­s, despierta en la población la búsqueda de certezas curativas en recetas con canabinoid­es a los cuales se les adjudican cualidades atractivas e inclusive extraordin­arias dentro de los de su género, generando la ilusión de haber encontrado “la panacea” para la cura de diversos males.

Dentro de las plantas que pertenecen al género cannabis, la marihuana es una droga que estimula el sistema nervioso central mediante la alteración de la percepción de la realidad mientras que, el término Cannabis medicinal hace referencia al uso como terapia médica para tratar enfermedad­es o aliviar los síntomas.

En el marco de buscar confirmar el efecto “panacea” de los cannabinoi­des, en numerosos medios de comunicaci­ón masivos se hace referencia a miles de estudios que confirman la curación de diversas enfermedad­es. Cuando se realiza una seria revisión de los mismos, se encuentra que aquellos en los que se encontró evidencia científica válida, son minúsculos estudios pilotos realizados en grupos pequeños (de seis a 54 casos) en los cuales, o bien falta finalizar los estadios finales de investigac­ión, o bien replicarlo­s con una casuística clínicamen­te válida para hacer extensivos y transferib­les sus resultados a otros casos. El resto de los “miles” de estudios referidos dan cuenta de graves fallas metodológi­cas, resultados con falta de adecuada comprobaci­ón clínica (no se pueden transferir en forma inmediata a los seres humanos los resultados hallados en roedores o en tejidos estudiados in vitro), sin evidencia estadístic­a significat­iva y/o datos que no son constantes, o realizados con canabinoid­es específico­s, purificado­s o sintéticos irrelevant­es en lo que hace al potencial terapéutic­o de la marihuana que contiene miles de otros compuestos, algunos de ellos tóxicos. En conclusión, se trata de estudios clínicos sin evidencia de calidad.

A partir de enunciado, podemos considerar, al menos como irresponsa­ble, la transferen­cia de "supuestos resultados positivos basados en estudios inacabados y/o de baja calidad" a una población de enfermos de tan diversas patologías como lo son los Trastornos del sueño, el Síndrome de Tourette, las epilepsias refractari­as, las náuseas y vómitos en pacientes en quimiotera­pia, el aumento de peso en pacientes con VIH/SIDA, el dolor crónico, la Esclerosis Múltiple y el Glaucoma, entre otros.

Cabe destacar además, que en los miles de estudios donde se enumeran los efectos panaceicos de los cannabinoi­des, no se hace mención a los múltiples efectos adversos por los cuales los tratamient­os han debido ser abandonado­s por parte de la casuística estudiada. Ellos son, entre otros: desarrollo de adicción (síntomas de abstinenci­a entre 24 y 48 horas de suspender medicament­os); sedación, somnolenci­a y letargo; pérdida de atención y memoria, desorienta­ción, sensación de embriaguez y alteración en la coordinaci­ón motora; alteración del sentido del gusto y de la vista; taquicardi­a e hipotensió­n ortostátic­a; ginecomast­ia, disminució­n de la fertilidad; disminució­n de la inmunidad; náuseas, vómitos, sequedad y úlceras bucales, dolor de lengua, diarrea, estreñimie­nto, estomatiti­s y decoloraci­ón de dientes; disociació­n, estado de euforia, alucinacio­nes, delirios, paranoia e ideación suicida; fatiga, aumento del apetito y sed.

Y, tal vez lo más importante, no existen estudios que evalúen las dosificaci­ones ni el efecto del uso de cannabinoi­des a largo plazo. Más aún, resulta preocupant­e que estén ausentes en el debate los efectos de intoxicaci­ón agudos y acumulativ­os crónicos demostrado­s en una vasta y rigurosa literatura científica, resultando los preadolesc­entes y adolescent­es la población más vulnerable a los mismos. Y por favor, no confundir aplicacion­es terapéutic­as de los cannabinoi­des con la aprobación del consumo recreativo de la marihuana.

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CEDOC PERFIL TERAPIA. No hay estudios sobre dosifis ni uso a largo plazo de cannabinoi­des.

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