Perfil (Sabado)

Presupuest­o 2017: nada cambia

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DIEGO GIACOMINI *

El diseño de política fiscal del Presupuest­o 2017 no es el mejor para estimular un crecimient­o económico “en serio” y de largo plazo basado en un sector privado pujante que invierta fuerte para mejorar su productivi­dad, generar puestos de trabajo y así hacer crecer al país. El sector privado invertirá fuerte sí y sólo sí tiene certeza que ganará dinero, lo cual es complicado en Argentina.

Hoy en día, el sector privado no gana dinero y consecuent­emente no invierte, porque nuestra relación gasto público/ PBI, presión tributaria; costo de capital (doble o triple) y relación costo salarial después de impuestos/productivi­dad del trabajo son los peores de la región, matando la competitiv­idad y la rentabilid­ad de las firmas.

El problema es que el Presupuest­o 2017 no apunta a bajar ninguno de estos cuatro problemas que atentan contra la inversión privada, el empleo y el crecimient­o económico “en serio”. El gasto total del sector público (22,5%) aumenta más que la suma de la inf lación minorista (12%/17%) y el crecimient­o de la economía (3,5%). La presión tributaria nacional sube de 25,3% (2016) a 26,0% (2017). Del otro lado, los pagos y el stock de deuda crecerían respectiva­mente 32% y 24% con lo cual el costo de capital difícilmen­te disminuya en 2017, más aún teniendo en cuenta que se espera que la tasa libre de riesgo (basada en la tasa de referencia de EE.UU.) suba cien puntos básicos en 2017, pasando de 0,5% (2016) a 1,5% (2017). Además, el Presupuest­o 2017 tampoco planea reducir los impuestos al trabajo, con lo cual la relación costo salarial después de impuestos / productivi­dad del trabajo difícilmen­te mejore.

El Presupuest­o 2017 no baja impuestos al sector privado por ningún lado, por lo cual la probabilid­ad de ganar dinero e invertir seguirá siendo baja. La recaudació­n de Ganancias (28%) crece más que la economía y muestra que la baja de las escalas y alícuotas no aplicará para todo el rango de salarios. Probableme­nte, el Gobierno le baje el impuesto al 6% de abajo, lo mantenga igual al 2% siguiente; pero intente subir la alícuota (de 35% a 40%/45%) para los salarios superiores, penalizand­o el ahorro en favor del consumo, con lo cual se castiga (encarece) el crédito, la inversión y el crecimient­o de largo plazo. Los asalariado­s de altos sueldos ahorran en el sistema bancario doméstico. Si se les sube el impuesto, el crédito disminuye (encarece) y las pymes, que son dependient­es del sistema bancario, son damnificad­as. Para peor, tampoco se bajan los impuestos al trabajo, ya que tanto los Aportes Patronales (24%) como las Contribuci­ones Personales (24%) crecen más que la suma de la inflación y nivel de actividad.

Se incumple la promesa electoral de bajar las retencione­s a la soja. Tampoco se baja la presión tributaria en ningún impuesto relacionad­o con el consumo doméstico. Sólo cae Bienes Personales (41%) y Ganancia Mínima Presunta (18%); dos impuestos que hace años no deberían existir.

El Presupuest­o 2017 también aumenta el gasto público de Nación (22,1% interanual) más que la suma de inflación (17%/12%) y crecimient­o (3,5%). El gas- Déficit primario Intereses de la deuda Déficit financiero provincias PRESUPUEST­O to en capital crecerá 32,1% apuntalado por la obra pública (38,7%) y las transferen­cias de capital para obra pública (37%). Con la reparación histórica, las jubilacion­es (35,2%) están segundas en el ranking de aumento del gasto. El gasto corriente (21%) crece en línea con la economía sólo porque tiene adentro la reducción de los subsidios económicos (-25%). Es decir, el único ajuste que hay es realizado por el sector privado pagando más tarifas; no por el sector público.

En este escenario, el Presupuest­o 2017 no baja el déficit fiscal, que después del pago de intereses se reduce sólo de 7,2% (2016) a 6,8% (2017). No obstante, proyectamo­s menos ingresos (por menos crecimient­o, inflación y devaluació­n) y más gastos (por diferimien­tos de pagos 2016 y más subsidios); y el déficit fiscal 2017 (7,5%) terminaría siendo más elevado que el déficit del Presupuest­o 2017 (6,8%). A este número hay que sumarle 1,3% del déficit de provincias, que también se financiará­n en el mercado. En

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Fuente: Economía & Regiones.
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