En el país ya se construyen barrios para compartir la vida con amigos
Este sistema de construcción urbana comunitaria es furor en algunos países de Europa y Estados Unidos. Están destinados principalmente a adultos mayores.
“Jamás hubiera pensado que conocería a mis futuros vecinos por redes sociales. Pero en un grupo en Facebook que intentaba ver cómo inver tir un crédito gubernamental para construir, descubrimos que éramos familias con un interés común: la sustentabilidad en el hogar propio. Empezamos con este proyecto hace dos años, planeando y decidiendo conjuntamente cómo armar nuestro barrio y, ahora, no podemos esperar a mudarnos a la comunidad que creamos”, explica Sabina, que cuenta los días para llegar a diciembre, mes en el que planearon la mudanza con su familia al barrio El Gigante, en La Plata, el primer proyecto de co-housing del país.
Esta tendencia arquitectónica es una alternativa urbana que pone el acento en convivir en comunidad, con espacios compartidos y viviendas privadas. En Europa y Estados Unidos el co-housing es utilizado sobre todo como una opción para los adultos mayores, algo que también empieza a darse en la Argentina.
“El co-housing, más que arquitectura, es una forma de intercambio social, de añoranza de barrio en el que se cancela el anonimato: se trata de tener un vínculo con gente afín en el que uno logra compartir y combatir el aislamien- to”, comenta el arquitecto del proyecto de La Plata, Guillermo Durán, quien sostiene que cualquier grupo humano puede construir su propio barrio a medida.
En el caso de El Gigante, las resoluciones colectivas no sólo designaron espacios comunes, como dos centros comunitarios, una cooperativa de trabajo, huerta con frutales y una plaza, sino que también aunaron los criterios en la construcción de las casas privadas, todas con materiales ecológicos. “El costo de estas casas es mucho más rentable por la compra de mater ia les en conjunto, la contratación de servicios entre muchos y la autoconstrucción entre los vecinos”, explica Elizabeth, quien se mudará al barrio con su hijo Simón y su pareja.
“Esto pasó de ser un campo pelado a ser un barrio en el que construimos una forma de ayudarnos y pensarnos, en el que nos elegimos como vecinos y en el que siempre nos vamos a cuidar y asistir, desde tener patios unidos para cuidar mejor de los nenes hasta saber que quien tenés al lado te levanta una pared si lo necesitás”, sostiene Sabina, una profesora de Comunicación Social.
“Más que arquitectura, el co-housing es una forma de intercambio social”
Para mayores. Si bien El Gigante es el único barrio de