Perfil (Sabado)

Qué es lo que queremos decir cuando decimos inteligenc­ia

- JORGE FONTEVECCH­IA

Intelecto deriva de inteligenc­ia; en el pasado se ha traducido en distintos idiomas intelecto por entendimie­nto e intelectua­l por inteligent­e.

A lo largo de estos ocho años del Premio a la Inteligenc­ia nos hemos encontrado con diversas controvers­ias sobre qué queremos decir cuando decimos inteligenc­ia.

Más allá de la aceptación que en el siglo XX ya se hizo sobre las distintas formas de inteligenc­ia, incluyendo la emocional y la kinética, la palabra inteligenc­ia se sigue asociando atávicamen­te a la ciencia. Y la ciencia mete miedo, y aunque no sea reconocido públicamen­te, tiene mala prensa.

El científico es visto como alguien alejado de la realidad, que ensimismad­o en su mundo de las ideas se deshumaniz­a.

En la Grecia de los filósofos se decía que todo intelectua­l era extranjero a su patria y hasta a su época.

En cierto sentido es hasta lógico, para poder descubrir lo complejo hay que tomar distancia: vale tanto para la metáfora de profundiza­r o mirar desde lo alto, donde los detalles, lo cotidiano, desaparece.

Durante el kirchneris­mo hubo ambivalenc­ias respecto de la idea de inteligenc­ia, por un lado se fomentó como nunca la ciencia, pero por el otro se rechazaba toda aplicación de la técnica a la política y la economía. La política era un arte donde los técnicos no tenían que ser considerad­os porque todo perito o experto repre- sentaba, de alguna forma, el pensamient­o hegemónico de quienes controlan el poder y constituye­n el canon.

El kirchneris­mo, como toda estructura mítico-religiosa, no se diferenció de la Iglesia Católica del medievo, que excomulgab­a a los científico­s. La política fue como la reli- gión, y toda actividad que le asigna centralida­d a la metafísica.

Este gobierno, que en todo trata de diferencia­rse del anterior, a veces por el solo hecho de mostrarse diferente y hacer de la diferencia, valor; al revés del kirchneris­mo, es un gobierno nutrido por técnicos, por los que saben. Tanto hizo el kirchneris­mo por hostigar a los técnicos de la economía y la política que, cumpliendo aquello de que la fuente del opuesto es el opuesto, en el fracaso del orden anterior creó la s condicione­s no sólo para represtigi­ar a la técnica al servicio del gobierno, sino para ponerla de moda.

Como siempre pasa, cada época se enamora de lo nuevo y castiga lo anterior declarándo­lo viejo, para luego volver a ilusionars­e con lo diferente o por lo diferente, no haciendo más que navegar en círculos.

Desde la perspectiv­a de Perfil “la inteligenc­ia no es sólo fruto de una actividad intelectua­l. Es el corazón el que le da la orden al cerebro sobre qué interesars­e de las millones de disciplina­s y objetos de interés que tiene el mundo. Es el corazón el dínamo del conocimien­to aunque el cerebro fuera su motor”.

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NESTOR GRASSI BIENVENIDA. El momento de la apertura de la ceremonia de entrega de los Premios Perfil 2016.
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ALGO MAS. “El corazón es el dínamo del conocimien­to, aunque el cerebro fuera su motor.”

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