Siria: la crisis es una “amenaza global”, advirtió Guterres
El portugués, que asumirá en 2017, pidió a Moscú y Washington que lleguen rápido a
El futuro secretario general de la ONU, António Guterres, que asumirá el 1º de enero, advirtió ayer que la crisis de Siria “pone en peligro” a toda la comunidad internacional e hizo un llamado a Washington y Moscú para llegar rápidamente a un acuerdo.
“El secretario general de la ONU no puede parar una guerra. Pero con una enorme determinación, paciencia y voluntad puede hacer los esfuerzos de persuasión para que los actores de esta crisis puedan trabajar juntos para terminarla”, aseguró.
Guterres destacó que, en Siria, “hay mucha división, intereses diferentes, una tragedia para el pueblo sirio, una amenaza para la región y una amenaza de terrorismo para todo el mundo”, dijo Guterres a la televisión francesa.
“Tengo la esperanza de que los países que tienen influencia en Siria puedan olvidar sus divisiones e intereses diferentes para detener esta guerra”, añadió.
Este fin de semana volverán a reunirse el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller ruso, Sergei Lavrov, en Lausana, con la probable participación de representantes de Turquía, Arabia Saudita y Qatar, “padrinos” regionales de la oposición armada al régimen de Bashar al-Assad. “No espero nada en especial”, dijo Lavrov. Siguen las bombas. Ayer, por tercera semana consecutiva, los bombardeos aéreos seguían golpeando el este de Alepo, la segunda ciudad del país, que desde el 22 de septiembre soporta una amplia ofensiva del ejército de Damasco para reconquistar la zona rebelde, en manos de los insurgentes de 2012.
“Varios barrios del este de Alepo fueron intensamente bombardeados desde la madrugada hasta ahora”, dijo Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), quien no pudo precisar un eventual balance de víctimas.
“La violencia de los bombardeos demuestra que hay una decisión rusa de tomar el este de Alepo a cualquier precio”, indicó Abdel Rahman.
Totalmente desbordados, los Cascos Blancos, los socorristas de la zona insurgente, trabajan sin descanso.
“Hay una gran escalada”, afirmó uno de ellos, Ibrahim Abu Laith. “Hace cuatro días que no duermo, debido a los bombardeos”, explicó.
Según el OSDH, en la parte rebelde de Alepo, donde viven 250 mil habitantes, más de 370 personas, en su mayoría civiles –incluyendo 68 niños–, han muerto desde el 22 de septiembre por los ataques aéreos y los disparos de artillería.
El jueves, las Fuerzas Armadas rusas –que intervienen en el país desde hace un año en apoyo del régimen sirio– anunciaron estar dispuestas a garantizar a los rebeldes armados una salida de esta metrópolis del norte.
Rusia sigue reforzando su presencia militar en Siria: el presidente ruso, Vladimir Putin, ratificó ayer un acuerdo entre Damasco y Moscú sobre el despliegue por “duración indefinida” de sus fuerzas aéreas en el aeródromo militar sirio de Hmeimim.