Moore se recibe de maestro ciruela
Después de 25 años de dientes apretados, enojo de centroizquierda (que se cree izquierda), embestidas a CEOs, celebridades y políticos (al estilo CQC) y una idea simplista pero que se cree sensata y profunda de subrayar aquello inmundo de Estados Unidos (aunque en realidad no puede perder su ombliguismo all-american), Michael Moore genera un documental distinto. Uno optimista. Si Bowling for Columbine y Farenheit 9/11 eran precursoras de algo, lo eran de cier ta síntesis que pretende informar cuando en realidad se lanzan datos más cercanos a Wikipedia que una reflexión y se usa un montaje extorsivo, que sólo busca una lectura posible y falsea ideas. Esa síntesis hoy, por ejemplo, puede verse en cualquier video sobre un “tema” que crucen en Facebook o Twitter. Una especie de serie de diapositivas sobre, por ejemplo, cómo Finlandia salió de su crisis educativa y ahora lidera estadísticas.
De hecho, varios de los fragmentos de ¿Qué invadimos ahora? ya los pueden haber visto en YouTube. Fiel a su estilo atilesco, intencionalmente desagradable (que documenta desde un cinismo antes que desde un real interrogatorio), Moore realiza una gira europea y por el norte de Africa buscando respuestas a problemas norteamericanos, bandera en el hombro mediante (como quien lleva la toalla en el club), como la crisis educativa, las drogas, la forma en que no se respeta o escucha a la mujeres, el aborto, la alimentación o la jornada laboral. Todo en un tono caricaturesco, que pone tarantela en Italia o hasta usa a policías para hacer un clip de We Are the World (y después sobreimprime imágenes de palizas policíacas en Estados Unidos). Moore sigue siendo aquello que no sabíamos: un documentalista con alma de YouTube. Simplista, egocéntrico (finalmente concluye que todas esas ideas buenas surgen de América, como si Europa o cualquier cosa existieran sólo en torno a Estados Unidos) y grosero en subrayados.