Un destino cotizado
El argentino Eber Gómez Berrade fue el primero en obtener licencia como guía de caza deportiva en Africa. Tiene una agencia con la que lleva a empresarios y fanáticos de la caza a distintos cotos en el país y en el mundo, y dicta cursos específicos para aprovechar cada lugar. “Estar en un campamento a la noche tomándose un whisky, o ver por primera vez pasar una manada de elefantes, es como entrar a una catedral gótica. No he conocido a nadie que no se emocione”, dice. Pero más allá de la expertise de los guías, la Argentina es uno de los destinos preferidos por cazadores de todo el mundo – especialmente europeos y estadounidenses– por la diversidad del entorno y la calidad de los animales. Existen unos 150 cotos habilitados, repartidos principalmente entre Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Corrientes. Van desde los cinco estrellas por los que se pueden pagar hasta US$ 46 mil por un “trofeo” hasta modestas estancias. A las estadías se les agrega el precio del animal cazado: un ciervo colorado puede costar entre US$ 15 y 25 mil; un jabalí, hasta US$ 10 mil; y un puma, entre US$ 5 y 10 mil. En cualquiera de los casos, el requisito para cazar es tener una licencia emitida por cada provincia, que regula además las temporadas habilitadas. Se debe rendir un examen teórico y práctico, y tener autorización de los propietarios del terreno en el que se cace. Si no se tiene todo en regla, las multas oscilan entre los 30 mil y 1,2 millones de pesos.