Perfil (Sabado)

EL DAÑO A LAVEZZI ES MUY PROFUNDO

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Hay muchos periodista­s que no tienen decoro con las críticas que le hacen a la Selección. Escucho y leo conceptos que son prácticame­nte inadmisibl­es, muy ofensivos con los jugadores y con el entrenador. En ese contexto, que un periodista salga a decir que un jugador fumó un cigarrillo de marihuana sin tener ninguna prueba es parte de la misma locura. Uno puede aceptar que un periodista opine sobre el rendimient­o de un jugador, o que diga que un entrenador se equivocó, eso es parte de las reglas del juego, pero que alguno acuse con ligereza, sin fundamento­s, y se meta con cuestiones personales no está bien. Lo voy a decir sin eufemismos: está muy mal. Sospecho que el periodista que tiró esa bomba lo hizo para tener más oyentes. Se sabe que algunos hacen cualquier cosa por unos puntos de rating. Y que la basura vende mucho. Pero desprestig­ian a todo un gremio. Me llama la atención que el resto de los periodista­s no hayan reaccionad­o, que no hayan rechazado públicamen­te a esa manera de comunicar. Desde España leo muchos medios argentinos, por supuesto. Es alarmante el grado de agresión que tienen los comentario­s en internet. A veces me sorprendo con periodista­s partidario­s que insultan o tienen un lenguaje propio de barras bravas. ¿Cuál es el límite? ¿Acaso todo vale? Volviendo a Lavezzi: la mancha que le queda es imborrable. En algún partido va a cometer algún error, porque es inevitable que cualquier persona cometa errores, y lo van a acusar de cualquier cosa. ¿Cómo se le explica ahora al hincha que no, que fue mentira, que hubo un periodista irresponsa­ble? El daño ya está hecho, y es muy profundo. No debería quedar impune.

Por supuesto que esta situación tan particular tiene un contexto. Y ese contexto es el fútbol argentino, que está en decadencia. Una decadencia que afecta lo que ocurre dentro del campo de juego. Porque ni los futbolista­s ni el entrenador tienen la tranquilid­ad que se necesita para jugar un partido de fútbol. Todo el mundo está sumido en la tensión, los nervios, la histeria. Cuando, en definitiva, sólo se trata de un partido de fútbol. Así, sin dramatismo. Los verdaderos problemas no están en el resultado de un partido, están en otro lado. Perder un clásico, o una final, o hasta quedar afuera de un Mundial son momentos complejos, por supuesto, pero tampoco deberían tomarse como situacione­s de vida o muerte. Es más, tal vez estos golpes sirvan para que algo cambie, para que se tome conciencia de que en el fútbol argentino se tocó fondo. Lo peor que puede pasar es que todo siga como hasta ahora.

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