Crecen las ‘baratas’ de arte con obras pequeñas a precios accesibles
Los valores van desde $ 40 hasta $ 2 mil. Las organizan los artistas en bares o espacios culturales, el público puede recorrer y “revolver”.
Con precios de hasta $ 2 mil, las ferias de arte de pequeño y mediano formato ganan espacio y un público cada vez más variado, entre quienes encuentran un lugar donde iniciarse en el arte y el coleccionismo, o entre quienes buscan hacer un regalo original y distinto. Los requisitos son dos: formatos chicos y precios accesibles, “para que todo el mundo pueda llevarse algo, enmarcarlo y tener una obra de arte en su casa”, dice Helena Ferronato (32), organizadora de Gran Barata, feria itinerante que empezó en 2012 y a hora se hace cuatro veces al año en espacios que van desde bares hasta talleres de artistas, y tiene valores desde $ 40. De la edición de fin de año, que empezó ayer y sigue hoy, participan ochenta artistas que exponen sus trabajos en tablones largos para que la gente recorra a la vez que puede charlar con los artistas. “Así cada uno va encontrando su tesoro y se lleva lo que le gusta”, agrega Ferronato.
“Lo bueno de las ferias es que podés entrar, revolver y comprar obras originales, buenas”, dice por su parte María Elisa Luna (40), de BOA, otra feria que este año hizo su segunda edición con treinta artistas. Allí el requisito es que sean obras de 80 x 80 y que los precios tengan una base de $ 300. “Por lo general las obras pequeñas acompañan una muestra o quedan de souvenir; con el trabajo que lleva vender una obra a una galería no le rinde vender las obras chicas”, agrega Luna, que trabaja en la galería Gachi Prieto.
Esta semana se realizó la Saratón, un clásico del pequeño formato que organiza hace 25 años la galerista Sara García Uriburu, con 45 artistas, varios de renombre, que exponen obras hechas para la ocasión y venden a precios que van desde los $ 500 hasta los $ 2 mil. “Es la fiesta del pequeño formato a precios baratos, para que se compre mucho por 12 horas, es una maratón donde vienen muchos que em- piezan a comprar, descubren artistas y el cuadro chiquito”, cuenta la galerista.
El público de las “baratas” de arte es variado: desde jóvenes que no suelen visitar galerías hasta familias, coleccionistas o curadores; la posibilidad de conocer nuevos pintores y llevarse más de una obra es tentadora. Y para los artistas es una posibilidad de conectarse con otros artistas. “No es fácil vender arte, por eso este tipo de ofertas ayudan a que la gente vea que se puede empezar a coleccionar sin gastar mucha plata”, dice Hernán Torres, artista que participa de las “baratas”.