Una familia con sus propias leyes
Los hijos de Ben y Leslie quizás no estén preparados para vivir socialmente en una gran ciudad, pero como dice el padre, sí lo están para sobrevivir solos en un bosque, acompañados únicamente de un cuchillo.
Nostálgica, con reminiscencias de un hippismo fuera de época, el film de Matt Ross provoca un intenso sacudón en el espectador, porque lo obliga a ser partícipe y a cuestionarse si en verdad es correcto educar y criar a los hijos de acuerdo con las leyes impuestas, resignándose a las contradicciones que conocemos y frente a las cuales nos hacemos los tontos y educamos a los niños según lo que consideramos correcto.
Ross expone a sus personajes, con un equipo de jóvenes intérpretes de admirable talento, a sus propias contradicciones. Las que salen a la luz con el suicidio de la madre, una mujer bipolar, de religión budista, que eligió con su marido apartar a sus hijos de la tevé y los videojuegos y en cambio les subrayó la necesidad de leer, a la vez que los obligó a aprender a valerse por sí mismos aun en las más hostiles circunstancias.
El director abre su film con una escena violenta, primitiva, con uno de los hijos matando a un ciervo. Ese inicio, con el que nos quiere decir que aún hoy el hombre puede vivir de la caza y de la pesca, se transforma a lo largo de la historia en una comedia dramática en la que se hace alusión y se recitan de memoria odas en contra del capitalismo, para terminar derrumbando muchos de sus preceptos impuestos al comienzo, cuando sus personaje deban enfrentar a los que viven en las ciudades, con sus hijos que van a la escuela, y tengan que asumir que sus vidas no son tan perfectas como parecen.
No obstante, el mensaje de Ross parece tener como divertido slogan “la familia unida jamás será vencida”. En este caso funciona, aunque ocurra que el hijo adolescente confunda el beso de una chica con una propuesta de casamiento; o que todos se presten a un juego bien preparado, en el que mientras el padre simula tener un infarto en un supermercado, sus hijos se dedican a saquearlo. Una disparatada nueva familia Ingalls.