El presidente defendió su plan de ajuste fiscal
El presidente brasileño, Michel Temer, volvió a defender ayer el severo ajuste fiscal que propuso su gobierno al Congreso y garantizó que las medidas “impopulares de hoy serán populares mañana”. Temer se refería especialmente a una polémica iniciativa que apunta a limitar el aumento del gasto público anual a la tasa de inflación del ejercicio inmediatamente anterior por un lapso de veinte años, que sólo podría ser revisado pasados los primeros diez.
Ese plan fue recibido con fuertes críticas, pues en la práctica supondrá congelar el aumento real del gasto, lo que pudiera tener impacto en áreas en las que Brasil tiene ingentes necesidades, como la salud, la educación o la atención de los más pobres.
El relator del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Philip Alson, dijo que una medida de esa naturaleza tendría un “impacto severo” en la sociedad brasileña. Según Alson, ese límite pudiera llevar a que sean “bloqueados gastos en niveles inadecuados y rápidamente decrecientes en la salud, la educación y la seguridad social”, lo que “pondría a toda una generación futura a riesgo de no recibir una protección social”.
En declaraciones a periodistas durante una visita al estado de Pernambuco, Temer aludió a la delicada situación fiscal de Brasil para justificar esa medida. “Alguien tiene que tener el coraje necesario para enfrentar el problema tan serio que el país está atravesando”, declaró.