Un defensor del petróleo dirigirá la agencia ambiental de EE.UU.
El electo presidente Donald Trump adelantó esta semana otro nombre de su futuro gabinete: se trata de Scott Pruitt, nominado para dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el organismo encargado de implementar, ejecutar y monitorear las políticas ambientales de EE.UU.
Como en otros casos, el anuncio automáticamente desató un fuerte debate, ya que Pruitt es reconocido por ser un sistemático negador del proceso de cambio climático y un acérrimo defensor del uso de combustibles fósiles. Por supuesto, apenas se conoció el nombramiento, ambientalistas y científicos del sector hicieron sonar advertencias y críticas afirmando que nombrar a Pruitt en la EPA “es como poner al lobo a cuidar el gallinero”.
Donald Trump justificó su decisión: “Hace demasiado tiempo que la EPA viene gastando dinero de los contribuyentes en políticas antienergía que destruyeron millones de puestos de trabajo, mientras afecta a nuestros granjeros, negocios e industrias”. Y confió en que Pruitt “logrará revertir esa tendencia y restaurará la misión esencial de la Agencia para mantener el aire y el agua limpia y segura”.
Sin embargo, ambientalistas y opositores de Trump ven a Pruitt como cualquier cosa menos un defensor de la ecología y recuerdan que desde su actual cargo de fiscal en Oklahoma pasó parte importante de su gestión precisamente entablando demandas contra la Agencia que ahora va a conducir. Otros detractores destacan que se trata de “un negacionista climático que conspiró con regularidad pa- ra defender la industria de los combustibles fósiles y atacar las regulaciones de la EPA”. Repercusiones. “Si Trump intenta retroceder en la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, se topará con una cantidad de gente organizada que lo combatirá en los tribunales, en el Congreso y en las calles”, advirtió Michael Brune, di- rector ejecutivo del Sierra Club, una de las organizaciones ambientalistas más grandes de Estados Unidos, que agrupa a 2,4 millones de socios. Y destacó que en las tres semanas que pasaron desde la elección se ha unido más gente a la ONG que en el resto del año. “Sumamos nueve mil donantes nuevos en sólo un mes, debido a que la gente está preocupada y enojada”.
“No hay nada bueno en la designación de Pruitt”, afirmó, por su parte, Michael Burger, director ejecutivo del Sabin Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia. Y agregó: “Pruitt es un conocido conspirador con la industria de energía fósil, y lo digo en un sentido literal”.
A estas críticas se sumó Ken Kimmell, directivo del grupo Científicos Preocupados, quien afirmó que el nombramiento de Pruitt “podría tener realmente consecuencias devastadoras”. Y recordó que durante su campaña el presidente electo prometió deshacer el entramado de normas y leyes de regulaciones generadas para hacer frente al cambio climático. Y dio a conocer su intención de retirar a los Estados Unidos de los acuerdos sobre el tema alcanzados en París.
Finalmente, Greenpeace USA emitió un comunicado afirmando que “con este nombramiento Trump está poniendo a Norteamérica en peligro. Pruitt es un producto puro, surgido de la industria dedicada al petróleo y al gas”.
“Nombrar a Pruitt en la EPA es como poner a un lobo a cuidar un gallinero.”