Logros deudas
El ballet, lo contemporáneo y lo folklórico analizan su año y adelantan perspectivas para 2017. La temporada cierra con dificultades edilicias en el San Martín y pocas funciones en la compañía del Colón.
Las principales compañías de danza oficiales trazan balances de fin de año y perspectivas de 2017: el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín (Bctsm), el Ballet Estable del Teatro Colón (BETC), el Ballet Folklórico Nacional (BFN), la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC) y el ballet Danza, de Iñaki Urlezaga. Para los bailarines, en el balance pesa la cantidad de funciones realizadas.
El Ballet del San Mar tín durante 2016 completó, con su teatro cerrado por reformas, lo que Andrea Chinetti menciona, apenada, con un “apenas” cuarenta funciones. Se alegra con pensar que para 2017 –cuando se festejarán los 40 años de existencia de la compañía– se estiman unas ochenta funciones. Chinetti continúa la línea de trabajo que durante más de una década realizó Mauricio Wainrot. La coreógrafa puntualiza la situación de los bailarines: “El número de bailarines fue creciendo. Teníamos 25 y ahora, 33. Se trata de una planta transitoria, con un contrato anual. [Pero] cuando los bailarines entran a la compañía, después de un par de años, pierden el amor al arte. Siempre existe la queja. Hay falta de compromiso frente a los
yproblemas. Estamos a años luz de Europa, donde también son contratados, pero existen leyes y los bailarines tienen un sindicato”.
Frente a los números de funciones a los que alude Chinetti, la perspectiva del Ballet del Colón, –cuyo director, Maximiliano Guerra fue convocado por PERFIL a hacer un balance de la temporada 2016 pero como, según hizo saber, consideró que la temporada no había finalizado, no quiso brindar entrevista– presenta cifras notablemente más bajas. En la presentación oficial de la temporada 2017, la cantidad de funciones anuales anunciadas no alcanza las 25, a las que se sumarían algunas correspondientes al Abono de familias.
De parabienes parece estar Iñaki Urlezaga, quien en 2016 cumplió tres años con un proyecto iniciado en el Ministerio de Desarrollo Social. La vocación federal le permitió incorporar bailarines de casi todas las provincias. Por estas horas, la compañía –que comenzó llamándose Ballet por la Inclusión y ahora se llama escuetamente Danza– se enteró de que pasará a depender del Ministerio de Cultura de la Nación. Así, se convertirá en el ballet clásico nacional, lo que saldará una gran deuda de nuestro país con la danza. El nuevo organismo será un elenco más de los cuerpos artísticos de la Nación, como la Orquesta Sinfónica Nacional. El pase desde el Ministerio de Desarrollo Social ya fue acordado con el ministro de Cultura, Pablo Avelluto. Urlezaga sintetiza: “A la gestión anterior [durante el gobierno de Cristina Fernández], le voy a estar, como bailarín y como argentino, eternamente agradecido por haber formado esta compañía. En particular, en 2016 fue un año muy lindo. Artísticamente hablando, muchas