No descubrí el huevo duro
peoró notablemente, pasando de 0,416 a 0,427, un 2,5% de deterioro en un indicador sumamente inelástico en lapsos tan cortos. Siendo así, con este gobierno concentrador del ingreso ya sabemos que habrá más delitos en general, independientemente del marco jurídico.
Tres: subjetivamente, esta sociedad maltrata a los menores de manera vergonzosa. Al respecto, ya en su momento el sociólogo y referente de la niñez desamparada Alberto Morlachetti advirtió: “Yo no descubrí el huevo duro ni el agua tibia”. Se le preguntaba cuáles creía que habían sido las razones por las cuales el índice de reincidencia de los menores con problemáticas delictivas alojados en su obra Pelota de Trapo había sido menor al 2%. Recordamos que la institución que evaluó el índice de reincidencia fue la organización sueca Radda Barnen (la filial escandinava de Save the Children) a pedido de Naciones Unidas, y fue el comienzo de una serie de reconocimientos de organismos internacionales para Morlachetti, cuyo trabajo transcurría en constante, en silencio, desde 1974 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
Fueron más de treinta años de trabajo hasta su muerte, en 2015, en los que Morlachetti demostró de manera absoluta, con mucha eficacia y en línea con otras experiencias mundiales, que la problemática de los “pibes pobres chorros”, que tanto desvelo provoca en “la gente pulcra”, se vuelve insignificante si los menores reciben un trato adecuado, al que Morlachetti, siguiendo al pedagogo brasileño Paulo Freire, llamaba “trato amoroso”. Sí, el trato que estos chicos tan estigmatizados piden como pueden, o sea, como les enseñamos.