Perfil (Sabado)

EL CLUB DE AMIGOS PERO EN PARAGUAY

ALEJANDRO DOMINGUEZ, PRESIDENTE DE LA CASA MADRE DEL FUTBOL SUDAMERICA­NO, DESIGNA A LOS EMPLEADOS DE MANERA OSCURA Y ARBITRARIA. MANEJOS DE UN HOMBRE QUE NO AYUDA A LIMPIAR EL NOMBRE DE LA ENTIDAD.

- JAVIER LANZA

Cuentas claras”. Así se llamó la conferenci­a de prensa del 26 de agosto pasado en Buenos Aires, para dar inicio a la refundació­n de una Conmebol golpeada por una corrupción que la descabezó, y que tiene a Alejandro Domínguez como presidente. Un mandamás que, lejos de hacer la limpieza que predica fuera de Asunción, está rodeando los puestos jerárquico­s del fútbol sudamerica­no con gente cercana a él en lo personal, en su mayoría amigos, incluyendo a un cuñado condenado a prisión por fraude en Paraguay, fallo después anulado.

En mayo, la Conmebol recibía a Gianni Infantino y, en su discurso de bienvenida, Domínguez era claro: “Estamos en un proceso de cambio profundo, y en ese sentido lo más importante es que las personas que ingresen a formar parte de la familia Conmebol lo hagan por méritos y por capacidad”. Algo que hoy está lejos de ser cierto.

El caso más polémico desde su llegada al trono continenta­l tiene nombre y apellido: Rodrigo Pérez Codas, un hombre que durante meses merodeó el hotel Bourbon Conmebol sin tener un puesto fijo ni oficina, pero que cobró sueldo hasta que finalmente ingresó con un cargo fijo en la organizaci­ón. “El Gran Cuñado”. Así le dicen al hermano de Mercedes Pérez de Domínguez, la esposa del ex presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF). Pérez Codas no sólo no tiene ninguna relación directa con el fútbol, sino que además tiene un prontuario poco adecuado a la “transparen­cia” que pregona Domínguez. En 2003 fue condenado a dos años de cárcel por la estafa de Paraguay Cambios SA, empresa de la que era presidente, al Banco General, por emitir 11 cheques sin fondo que acumulaban 4,3 millones de dólares. Dicha pena fue anulada de manera muy turbia por la Justicia paraguaya. Lo contradict­orio del nombramien­to de Pérez Codas como jefe de Proyectos (que le otorga un sueldo de 24 millones de guaraníes, 4.250 dólares) es que Domínguez está rompiendo el estatuto de la FIFA, que en uno de sus puntos asegura que no se puede contratar a un familiar directo.

Domínguez contrató a una empresa colombiana de seguridad privada y sólo permite acceder a su despacho a los integrante­s de su “primer anillo”, los de mayor beneficio desde su llegada. Ese cordón de hombres de confianza está formado por varios dirigentes que vienen vinculados a él desde la APF y que comparten un nombre en común: Tigo, la empresa de telefonía más grande de Paraguay y con la que el fútbol paraguayo tiene un contrato leonino.

Desde que asumió, el presidente de la Conmebol sólo quiso gente de su riñón. Por eso se deshizo de Gorka Vi- llar, el cuestionad­o ex secretario general, y en noviembre nombró al paraguayo José Manuel Astigarrag­a, quien fue presidente de Tigo en Colombia y es su amigo.

Otro hombre que está a su par en el organigram­a del “primer anillo” es Mario Zanotti, asesor presidenci­al, que tiene una relación particular con Domínguez ya que es el ex presidente de Tigo Paraguay. O sea, era el que firmaba los contratos televisivo­s con Domínguez por el fútbol paraguayo. “Es como que uno de los dueños de TyC, Fox o ESPN sea miembro de la mesa chica de la AFA. Una locura”, dice a PERFIL alguien que conoce a la perfección la Conmebol.

Una de las más cercanas del presidente es Monserrat Jiménez, quien llega al círculo íntimo por la relación que tenía con la familia de la esposa de Domínguez y trabaja con él desde que éste llegó a la presidenci­a de la APF. De ahí a la Conmebol, para transforma­rse en una de las personas con más poder en el organigram­a. Tanto, que no hace mucho metió a uno de sus primos (Alexis Martínez) como nuevo jefe de Informátic­a de la entidad.

Otro que se ganó la confianza del titular de la casa del fútbol sudamerica­no es el ex futbolista argentino Gonzalo Belloso, quien ocupa el rol de director de Desarrollo y conoció a Domínguez en su paso por Olimpia. Lo llevó como su asesor en la APF porque “es un amigo del fútbol”. Curiosamen­te, su esposa, la abogada Carolina Cristinzia­no (cuyo pasado se vincula con la asesoría legal del Grupo Mascardi), es una de las integrante­s de la Comisión Normalizad­ora de la AFA.

Luego aparece uno de los mejores amigos de Domínguez en la organizaci­ón: Arturo Montero, director de Marketing y ex Tigo. Montero forma parte del staff del presidente desde que asumió en la APF, pese a que no tiene título universita­rio.

A migos, familiares, confianza y nepotismo. Domínguez modificó el estatuto de la Conmebol de manera tal que, entre otras cosas, puede tomar una decisión de urgencia

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