Perfil (Sabado)

Nuestro doble anda por ahí

- FEDERICO RECAGNO*

Dicen que todos tenemos a alguien que se nos parece físicament­e. No un pariente sino una persona ajena al círculo familiar que anda por ahí portando un rostro semejante al nuestro.

El programa TVR graficaba muy bien esto con la canción que advertía parecidos entre famosos. De hecho, en las redes sociales existen buscadores y aplicacion­es que nos permiten acceder a nuestro doble en el mundo.

Pero no sólo hay personas que se parecen, también hay actividade­s que resultan, en ocasiones, similares y confunden a los que estamos fuera de ellas. Por ejemplo, arquitecto­s e ingenieros civiles o contadores y licenciado­s en Administra­ción o psicólogos y psiquiatra­s.

Por supuesto, estas profesione­s son diferentes entre sí pero actúan en zonas de contacto, lo que desorienta al entorno, haciéndola­s parecidas.

En los partidos políticos argentinos siempre estuvo presente la militancia. El militante es aquel que brinda su esfuerzo a una gran causa. Se suma a los actos partidario­s, difunde propuestas, discute posiciones y trata de que otros integrante­s del partido o ellos mismos ocupen cargos de poder público. Los peronistas hacen del 17 de noviembre el día de su militancia por el arribo de Perón en 1972, mientras los radicales erigieron el 12 de marzo, día del nacimiento de Alfonsín.

Hasta aquí todo claro, pero aportemos confusión: con la crisis de los partidos políticos y con la creciente irrupción de organizaci­ones de la sociedad civil, ha proliferad­o la figura del voluntario.

El voluntario es aquel que colabora dentro de una organizaci­ón sin fines de lucro, dedicada a fines benéficos para intervenir en situacione­s que vulneren derechos o que impidan alcanzar una mejor calidad de vida.

Este impulso de las ONG, con objetivos que cada vez se hacen más específico­s, ha llegado para entreverar­se con las metas inmediatas de los partidos, lo que en la práctica conlleva a que se crucen los voluntario­s y los militantes.

Partidos y ONGs pretenden una ciudadanía activa y organizada, los militantes van por las grandes causas, por el poder público y por la utopía. Los voluntario­s van por las causas cercanas y posibles.

Los partidos tienen, o deberían tener, elecciones internas para elegir autoridade­s y se nutren de fondos públicos y privados. Las ONG ya vienen con sus propios dirigentes y se sostienen con recursos privados y algunas se financian con dinero público. Justo es indicar que se cuestiona mucho más el origen de los fondos de los partidos que el de las organizaci­ones civiles.

La forma de hacer política en la Argentina desde los 90 trae una discusión: unos entienden que “hacer política” es concretarl­a con actores de los partidos, mientras que otros interpreta­n que el accionar de un gobierno ya es político y no importa si en esa acción obran empresario­s, miembros de ONGs o personas cuya notoriedad deriva de actividade­s ajenas a los partidos.

Los que mejor parecen adaptarse a los tiempos políticos que vivimos son los voluntario­s, que se ven atraídos por fines cercanos. A estos miembros de ONGs les puede caer la sospecha de que sus intervenci­ones sólo resulten simples plataforma­s para posicionar a sus autoridade­s en cargos de diversos gobiernos, provocando la decepción de los voluntario­s bien intenciona­dos.

Por otra parte, los militantes ven en los virajes ideológico­s de sus cabezas de partido un hecho que los desilusion­a, dudando de sus ideales y de los métodos para alcanzarlo­s. No es sano para cualquier sociedad oponer militancia y voluntaria­do, sí es saludable enfrentar compromiso con indiferenc­ia.

Hay alguien parecido a nosotros caminando alguna calle del mundo pero, si hurgamos un poco, ese doble poco o nada tendrá que ver con lo que somos, más allá de la semejanza física. Busquemos coincidenc­ias en nuestras ganas, en la ética, en ideales y en causas, vayamos al encuentro de las semejanzas en nuestros partidos, nuestras ONG, nuestros sindicatos y organizaci­ones profesiona­les. Ciudadanos activos, siendo militantes, voluntario­s, notables y dirigentes, para mejorar nuestras entidades y nuestra sociedad.

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