Mediano con
Con una estética que no pasa inadvertida, la décima generación del median o de la marca japonesa llega al país manteniendo los atributos de siempre e innovando con un motor turbo de 173 caballos de fuerza. Probamos la versión más equipada, que se ofrece a
Cuando a principios de los 80 los autos japoneses ingresaron al país por primera vez, muchos fueron los que se resistieron. Por aquellos años, en la Argentina sólo se vendían autos de producción nacional, y la incertidumbre de cada posible comprador de no saber con lo que podía enfrentarse privó de verlos como una opción masiva y popular. Honda fue una de las marcas más exitosas en ese período, que duró poco más de un año, con aquellos Civic, Accord y Prelude que aún hoy se ven circular por las calles. Fueron la base de las afamadas confiabilidad y resistencia, popularmente conocidas y aceptadas en la actualidad. Durante más de tres décadas hubo cambios políticos, ideológicos, avances tecnológicos y científicos, y el Civic se fue aggiornando a cada época. A comienzos de milenio comenzó a llegar importado desde Brasil, aunque mantuvo su carácter continuista de siempre. Fue recién en 2006 cuando innovó con un diseño futurista, nunca antes visto en un sedán mediano de marca generalista, y menos aún japonesa. Pasó más de una década (con un profundo rediseño en el medio), y nuevamente otro cambio de estilo rotundo: el Civic se reinventa para la décima generación.
Carácter
Puede gustar o no, pero el formato del nuevo Civic es diferente a casi todo lo conocido. Creció en tamaño, unos once centímetros de largo y cuatro de ancho, pero es algo más bajo. La zona frontal es quizá la más parecida en términos de diseño, por el formato de las ópticas y los lineamientos en la imagen de marca, pero igualmente el cambio es notable. La versión evaluada es la más equipada, e incorpora luces delanteras con tecnología íntegramente de LED, de gran respuesta nocturna. Además, la grilla frontal ganó presencia, imponiendo respeto por la gran cantidad de cromados. Pero el Civic impresiona, y no por su sector frontal precisamente. La parte trasera, con una caída del techo estilo fastback (como en las coupés deportivas), culmina en ópticas con forma de boomerang, que incluso utilizan parte de la tapa del baúl para lograr un efecto llamativo y moderno. Los quiebres y pliegues, junto a una línea de cintura elevada, hacen que la deportividad sea uno de los adjetivos más repe- tidos en quienes lo ven pasar por la calle.
Sana costumbre
La décima generación de Civic trae consigo también varios avances en tecnología y seguridad, en pos de un mejor agrado en la conducción. Si bien el equipamiento de esta variante EX T es completo, algunos faltantes se hacen notar. Si analizamos sus ventajas podemos mencionar como mayor novedad el Lanewatch, una cámara situada en el espejo exterior derecho que apunta a observar, mediante la pantalla multimedia central, el conocido “punto ciego” de visión. Se activa al poner la luz de giro derecha (por ejemplo, al querer cambiar de carril en una autopista) o por medio de un botón cuando el conductor lo solicite. Esto se agrega, en términos de seguridad, al control de estabilidad (VSA), seis airbags, sistema de arranque en pendiente y sensores de estacionamiento delanteros y traseros, entre otros. En confort adopta elementos tales como techo corredizo eléctrico, sistema multimedia con interfaces Android Auto y Apple Car Play, navegador satelital, cámara de retroceso, tapizado de símil cuero, climatizador bizona, o arranque manos libres “sin llave”. Sin embargo, algunos ítems, presentes en productos de la competencia, no aparecen en el listado, como el asistente de estacionamiento, la alerta de choque frontal, butaca de conductor con regulación eléctrica o salidas traseras de climatización.
Continua mejora
El citado equipamiento de confort y seguridad se encuentra disponible en un habitáculo no tan jugado en términos estilísticos con respecto al exterior. Si lo comparamos
con el modelo que reemplaza, abandona el tablero dividido en dos secciones, con el velocímetro digital elevado. El nuevo formato lo componen marcadores primarios digitales en el centro y secundarios (medidor de combustible y temperatura de agua de motor) en cada extremo de éste, que no resultan del todo visibles, al igual que la computadora de a bordo, perjudicada por el tamaño de los caracteres. Las piezas utilizadas para recubrir la plancha central exhiben una calidad acorde, con apliques símil aluminio pulido, aunque no hay materiales suaves al tacto. Los 4,63 metros de largo y 2,70 de distancia entre ejes son indicio de un habitáculo grande. Postura al volante cómoda y amplitud garantizan viajes placenteros, aunque en las plazas traseras la prominente caída del techo significará una reducción en la altura disponible para las cabezas. De todas formas, personas de contextura promedio entrarán sin problemas en cada extremo. La plaza central, perjudicada por el túnel de transmisión (ausente en la generación anterior) y el diseño del asiento, quedará reservada para niños. Con 519 litros de capacidad, el baúl es una gran ventaja para este nuevo Civic, que en su interior esconde una rueda de repuesto de tipo temporal.
Primer turbo
Para impulsar a esta variante más equipada, Honda escogió el motor más moderno que tenía a su alcance. Se trata de un 1,5 litros de cuatro cilindros, inyección directa y turbo, que desarrolla una potencia de 173 caballos y un torque de 22,4 kgm entre 1.700 y 5.500 vueltas. Estas cifras adelantan un impulsor brioso bajo cualquier circunstancia, unido a transmisión de variador continuo CVT con levas detrás del volante para emplear el modo manual. El conjunto está disponible sólo en esta variante (las opciones EX y EX L utilizan un 2.0 de 154 CV con la misma transmisión) y proporciona excelentes prestaciones, como poco más de ocho segundos para llegar a los 100 km/h desde cero. Registró también destacados valores de elasticidad (5,1 segundos de 80 a 120 km/h) y bajo consumo en ruta. No así en la ciudad, donde resultó algo más “gastador”. Manteniendo el esquema de suspensión trasera independiente, el renovado producto tiene al comportamiento dinámico como uno de los puntos a favor. También en la ciudad el andar está aprobado. Frenos a disco en las cuatro ruedas, de respuesta satisfactoria, y dirección asistida eléctricamente completan el combo. Con una garantía de tres años o 100.000 kilómetros, los $ 651.000 que cuesta el Honda Civic EX T son elevados, en parte porque tributa el impuesto a los bienes de lujo. Si bien es todo un referente y pertenece a una marca muy bien valorada, los más de 150 mil pesos extras que cuesta con respecto a un Ford Focus Titanium o un Chevrolet Cruze LTZ+ lo colocan en una situación desfavorable, a menos que miremos “rivales” del mundo premium.