Perfil (Sabado)

“Psicópata narcisista”, el perfil psicológic­o del médico anestesist­a

Distintos especialis­tas coincidier­on en señalar que “no actuó en estado de inconscien­cia” y que “sabía a dónde apuntaba sus trompadas”. Ni su hermano lo defendió: dijo que “es un peligro para la humanidad”.

- LEONARDO NIEVA

“No fui yo, fue una intoxicaci­ón por drogas. Me duele en el alma”. Gerardo Billiris (27), el médico anestesist­a detenido por haber desfigurad­o a golpes a una modelo en su departamen­to del barrio porteño de Palermo, pidió perdón pero no asumió su responsabi­lidad. De hecho, su declaració­n indagatori­a pareció más una estrategia judicial que una confesión, y ni su hermano lo defendió: “Es un peligro para la huma- nidad”, aseguró ayer antes de pedir que no lo liberen.

La situación judicial de Billiris es confusa: si bien el juez que interviene en la causa por el brutal ataque contra María Belén Torres (21) le otorgó ayer la libertad bajo fianza, otro magistrado se la negó en el marco de la investigac­ión por tenencia de drogas. Conclusión: seguirá preso.

Qué tiene en la cabeza. Distintos especialis­tas consultado­s por PERFIL coincidier­on en señalar que el acusado “no actuó en estado de inconscien­cia” como intenta demostrar su defensa, y que sus actos estaban “perfectame­nte dirigidos”. Para ellos, Billiris sería un “psicópata narcisista con perversion­es sexuales”.

En su indagatori­a, el médico anestesist­a les dijo al juez Sebastián Ramos y a la fiscal Paloma Ochoa que no recuerda lo que pasó el martes pasado en su departamen­to de la calle Beruti al 4500. Sí contó que fumó crack durante cinco horas y que la víctima también consumió drogas por su propia voluntad.

Para Ramón Abrigos, abogado defensor del acusado, su cliente sufrió “un brote psicótico agudo y comenzó a pegar”. “Tuvo el mismo problema que Matías Alé”, planteó.“No es él el que está pegando, ni a ella a la que le pega. Es una persona con sus facultades alteradas”, argumentó.

Miguel Maldonado, médico psiquiatra y legista, aseguró a PERFIL que “una convulsión por drogas no puede generar eso. Una convulsión es una cosa absolutame­nte incoordina­da”.

“Le pegó en los dos ojos, y se los dejó en compota. El ataque estaba perfectame­nte dirigido. Segurament­e estaba con una excitación psicomotri­z por el consumo de drogas, no caben dudas, pero tampoco caben dudas de que estaba consciente y que sabía a dónde apuntaba la trompada. No era que revoleaba brazos y tiraba botellas”, explicó a este diario.

Lo mismo piensa Marcelo, hermano del anestesist­a: “Nos hemos dado cuenta de que se ha vuelto muy violento. Hasta mi padre, convalecie­nte, a punto de morir de cáncer, dice que no lo quiere acá”, dijo ayer en declaracio­nes a Canal 13.

Por su parte, Carmelo Nápoli, médico legista y psiquiatra que recienteme­nte intervino en la causa que investiga la agresión contra Barbie Vélez, entendió que la declaració­n de Billiris “está guionada” y que “no perdió la capacidad de control”.

“Es una persona perfectame­nte punible”, dice Nápoli a PERFIL. “Es clara, lúcida y puede discernir lo que está bien o lo que está mal, independie­ntemente de lo que ahora intenta demostrar. Con la primera pericia psiquiátri­ca real en el cuerpo médico forense se termina esta historia. Mientras tanto genera dudas, crea confusión, como pensando que el adicto es un enfermo”, sostiene.

Para Nápoli, Billiris “es un psicópata que tiene ciertas perversion­es sexuales”. “Es que el placer lo obtiene mediante ciertas prácticas que no son habituales, que sólo una persona con el acceso a ese tipo de drogas lo puede hacer”, afirma.

De hecho, una joven modelo

que supuestame­nte conoció al anestesist­a en 2012 denunció esta semana que habría sido abusada en estado de inconscien­cia. Al igual que María Belén Torres, esta chica admitió que hubo consumo de drogas, pero recordó que horas después se despertó desnuda sin recordar nada de lo que había pasado. De acuerdo con sus dichos, le preguntó a un amigo que estaba en el departamen­to qué había pasado y éste le contestó: “A él le gusta tener sexo con las chicas muertas”, dándole a entender que el anestesist­a había tenido relaciones con ella cuando estuvo inconscien­te.

“Está claro que no estamos frente a un caso típico de violencia de género. Puede ser una desviación del instinto saludable”, sostiene Maldonado. Para el médico psiquiatra y forense que intervino en casos resonantes como los de María Marta García Belsunce y Ricardo Barreda, Billiris “tiene un narcisismo importante”. “Este era un tipo acostumbra­do a manejar drogas. Tenía acceso a fármacos como la ketamina, que tiene fines anestésico­s pero puede producir otros efectos. Evidenteme­nte tenía un estado de excitación psicomotri­z importante, pero sabía lo que hacía”, sostuvo.

María Belén Torres también entendió que Billiris era consciente de sus actos: “Los dos estábamos drogados, pero yo no tenía la intención de matarlo y se ve que él sí”.

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CEDOC PERFIL SELFIE. El médico anestesist­a con sus compañeros en el quirófano de una clínica de San Martín.
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REGISTROS INSOLITOS. Gerardo Billiris posa para una foto en medio de una intervenci­ón, y come en el quirófano.

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