Perfil (Sabado)

Crepúsculo de Buenos Aires

Mientras el oficialism­o mira a Cristina para definir, Randazzo podría reaparecer en marzo, aunque el PJ lo ve de reojo.

- DANIEL BILIOTTA

La idea de confrontar lo nuevo y lo viejo entraña un riesgo para el gobierno de Mauricio Macri: con una campaña centrada en el antagonism­o con Cristina Fernández, se clausura la oportunida­d de convertir las elecciones legislativ­as en una renovación de dirigentes. Equivale a desconocer una demanda largamente postergada y que no es cubierta por el imperativo del que toma prestado nombre la alianza oficialist­a Cambiemos. Ese efecto paralizant­e repercute en la provincia de Buenos Aires, el padrón por numeroso en votos que define el resultado de los comicios. María Eugenia Vidal fue electa por la insolvenci­a del PJ para trami- tar, tras 28 años de gestión, una mejora significat­iva en las condicione­s de vida de sus ciudadanos. Expectativ­a sensible en el Conurbano, donde reside un tercio de los electores y gobierna una mayoría de intendente­s de ese signo político. El filo peronismo atribuido a la gobernador­a refleja esa contradicc­ión, a la que no son ajenos los alcaldes. CFK sigue siendo el catalizado­r del descontent­o con los aumentos de agua, luz y gas del Presidente, evaluado negativame­nte por esas medidas. Vidal debe persuadirl­os de confirmar su liderazgo de opinión en las urnas para avanzar hacia otro horizonte, donde las variables económicas importan más que los candidatos: la selección de ellos está ligada a su comportami­ento. Escenario replicado en el PJ y también entre Margarita Stolbizer y Sergio Massa. Que Cristina sea emergente de esas especulaci­ones es lo paradójico si, como interpreta casi todo el arco político, su vigencia se explica por la insatisfac­ción de los sectores más postergado­s, en los que no incidiría su situación judicial. Lo que habilita otros interrogan­tes. Hasta dónde una recuperaci­ón económica favorecerí­a la estrategia oficialist­a. O, si en efecto, confía en que llegue a mitad de año.

Macri. Si es así, Jorge Macri será candidato a senador nacional y se autoexclui­ría Elisa Carrió, quien reemplazar­ía al intendente de Vicente López si la competenci­a con Cristina fuera cerrada. Hay entre ellas una peculiar simetría en los sondeos. Piso alto y techo bajo de electores en apariencia­s antagónico­s. Con otras dos ventajas. El discurso anticorrup­ción cuaja en crisis y la figura de Carrió facilitarí­a preservar la de Vidal. Lo que complica a Horacio Rodríguez Larreta más que la incontinen­cia de Diego Santilli. En la cena con la UCR en Olivos del 30 de ene- ro, su segundo del gobierno porteño invocó el acuerdo con dos aliados de Ernesto Sanz en la Ciudad, Jesús Rodríguez y Facundo Suárez Lastra, para evitar ampliarlo a las autoridade­s partidaria­s, socias de Martín Lousteau pero también de Carrió en ECO. Rodríguez Larreta precisa de Carrió para posponer, o equilibrar, una candidatur­a a diputado nacional del embajador en los Estados Unidos.

Si compitiese­n, concentrar­ían más del 70% de los votos. Por eso Massa admitiría una alianza del Frente Renovador con el PJ de Víctor Santa María, con Felipe Solá de primer candidato y el locuaz anti K Aldo Pignanelli en posición expectante. La módica aspiración es que el ex gobernador recoja los votos obtenidos por Daniel Filmus. Casi un chiste de humor negro dedicado a Alberto Fernández, promotor de ambos.

Solá y Fernández lideran la revuelta contra Stolbizer. La consigna de analizar pro- gramas de trabajo disimula la falta de entendimie­nto por candidatur­as. El FR insiste en tomar de base el 2% de votos obtenidos en 2015. El GEN confía en quintuplic­arlo si resuelve inmolarla en las urnas en soledad.

Es una posibilida­d baja. Lo mismo que sumar a Ricardo Alfonsín para que Massa mejore la oferta electoral. El radicalism­o convino el 8 de febrero en Tandil desplegar un asistencia­lismo que priorice evitar fugas pero también el reparto que les permitió conformar una conducción sin elecciones hasta 2018. Carlos Fernández se encargó de cerrar el paso. El vicepresid­ente del Senado bonaerense publicita en la costa atlántica su alianza con Alfonsín para disputar la conducción de la UCR.

Implica resignar las PASO en La Plata, Mar del Plata y Quilmes. Distritos que com- binan tradición radical con pálidas gestiones de Julio Garro, Carlos Arroyo y Martiniano Molina, del PRO. Le impide al chef ser parte del ambicioso proyecto que activaría Vidal ante la eventualid­ad de una derrota: expresar un recambio generacion­al en las listas con Diego Valenzuela y Martín Yeza, intendente­s de Tres de Febrero y Pinamar.

Cristina. La promesa de una reaparició­n en marzo de Florencio Randazzo es la novedad con que el PJ debatirá el 18 en Santa Teresita cuál es la ocasión para impulsar la suya. Si el debate no tiene precedente­s, es por una curiosidad insólita. Quienes dan por prescripto al kirchneris­mo fueron parte activa de sus métodos y conducción por 12 años: la lista incluye al ex ministro pero también a Fernando “Chino” Navarro, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y Eduardo Bucca.

Otra es que Ma r tín Insaurrald­e oponga reparos al planteo del diputado provincial y los intendente­s de San Martín, Hurlingham y Bolívar. La incondicio­nalidad del alcalde de Lomas de Zamora a Cristina en su mandato siempre estuvo bajo sospecha.

Suma al desconcier­to la relación cultivada por Insaurrald­e con dos viejos detractore­s: Fernando Espinoza y Wado de Pedro. Cercanía con el titular del PJ y uno de sus apoderados resuelta con cierta simplifica­ción por quienes se le oponen: el vínculo de los tres con Massa.

Enfrentar a Cristina en las urnas, de ser necesario, como amenaza ahora Randazzo, no es algo que entusiasme al grupo Esmeralda, el más dispuesto a impulsar un recambio. Achacan al ex ministro cierta subestimac­ión de la realidad. Tampoco coinciden en que Massa sea parte del pasado aunque aceptan que la actual no es su mejor versión.

Tampoco la de la ex presidenta. Lo que tal vez convierta un aforismo de un intelectua­l K en moción de orden en la playa: sin Cristina es difícil. Con ella, imposible. Buenos Aires parece entrampada en un eterno crepúsculo.

Massa admitiría una alianza con el PJ en Capital, con Felipe Solá de primer candidato

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FLORENCIO RANDAZZO DIBUJO: PABLO TEMES FLACO FAVOR
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