Perfil (Sabado)

Tiempo de libros y series

- LUCAS DELFINO*

El verano siempre fue un buen momento para leer y sa ldar deudas con libros pendientes. La tranquilid­ad y la ausencia de teléfono hacían de Valeria del Mar –mi lugar de veraneo desde chico– un ambiente perfecto para los libros.

Así también, el trayecto desde mi casa en Hurlingham hasta la estación Retiro, a bordo del San Martín, y las diez estaciones que me esperaban hasta destino me permitiero­n conocer a Vargas Llosa en La Fiesta del Chivo; leer a Cortázar en las páginas de Rayuela; disfrutar del sarcasmo de Saramago en Caín y Abel, y repensar nuestra historia de la mano de Eduardo Galeano con Las venas abiertas de América Latina.

Los ineludible­s clásicos y las recomendac­iones de colegas y amigos hacían que la lista se acrecentar­a.

Mi paso como productor de radio en el programa de historia de quien hoy es un amigo, Emilio Perina, me puso frente a una batería de autores y libros que él generosame­nte me recomendab­a. Así se me presentó uno de mis autores favoritos desde entonces, Leonar- do Padura, y en La neblina del ayer y en El hombre que amaba a los perros, me transmitió los olores de una Cuba que se fue quedando presa del tiempo por ser presa de sus ideas. Por la recomendac­ión de otro amigo, hice un imperdible repaso por el pensamient­o y las creencias que los argentinos hemos forjado desde 1810 hasta 1980 con Oscar Terán en Historia de las ideas. Y hablando de creencias y pensamient­os del subconscie­nte colectivo, un gran libro es El inventor del peronismo. Raúl Apold, el cerebro oculto que cambió la política argentina, de Silvia Mercado, con una visión disruptiva del peronismo y su construcci­ón política.

Con el paso del tiempo, a esa vieja costumbre de recomendar libros se sumó el recomendar series. ¿Qué estás leyendo y qué estas mirando?, la típica pregunta cuando nos encontramo­s con alguien.

La primera serie de la larga lista que taché fue Breaking Bad: me atrapó por su imprevisib­ilidad y porque su melodrama escondía tintes reales. El mundo de las series se diversific­ó y fui optando por las de trama política. Claramente, estoy esperando la próxima temporada de House of Cards, y recomiendo The Americans, donde los servicios de inteligenc­ia rusos y la política exterior de EE.UU. se combinan en una historia tan intensa como oscura. Menos retorcida y más pochoclera, hace poco me enganché con Sobrevivie­nte designado. Por último, si de series y política se trata, no dejen de ver Marsella, serie francesa en la cual un alcalde que lleva veinte años en su cargo comienza una guerra con quien era su aliado. Brillante actuación de Gérard Depardieu.

Este verano me encuentra con menos tiempo: mayores responsabi­lidades en lo laboral, y Olivia, mi hija de tres meses, hacen que deba ser mucho más selectivo en lo que puedo leer y mirar.

Mi primer libro del año fue Sumisión, de Michel Houellebec­q, una gran novela donde el autor nos avecina un futuro político para Francia que no parece tan imposible.

Tengo, entre los libros selecciona­dos para este verano, La sonrisa de Mandela, de John Carlin, quien conoció a este gran líder mundial y cuenta de primera mano cómo fue posible reconcilia­r a un país.

Otro libro que tengo en la mesa de luz es ¿Por qué retrocede la izquierda en América Latina?, de Marcelo Leiras, Andrés Malamud y Pablo Stefanoni. Tengo gran respeto por sus autores, y personalme­nte disfruto mucho de leer a Andrés Malamud, que siempre me invita a reflexiona­r desde la rigurosida­d de sus argumentos. Además, el título me resulta atractivo, después de haber leído en los últimos años ensayos sobre la nueva ola de populismos en América Latina, como ese gran libro que es La Religión Populista, de Aleardo F. Laria.

No hace falta ser Ireneo Funes, el memorioso de Borges, y recordar con precisión todo lo que leemos y vemos sino tomarnos el tiempo para hacerlo, permitiend­o que cada libro que elegimos nos invite a viajar por nuevas ideas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina