Estados Unidos vuelve a hablar de ‘impeachment’
Por primera vez desde Bill Clinton, la idea de un juicio político al presidente reaparece en la opinión pública. Pese a ser un escenario improbable, el 40% desea destituir a Trump.
Por primera vez desde la era Clinton, los Estados Unidos vuelven a hablar de impeachment. La llegada al poder de Donald Trump inspira el rechazo de cientos de miles de personas que ya firmaron peticiones para que el Parlamento le inice un juicio político al presidente. La idea también ha sido comentada por influyentes analistas políticos e incluso por legisladores demócratas que, a título personal, manifestaron públicamente sus deseos de que el mandatario enfrente un proceso de destitución. Aunque se trata de un escenario inimaginable en el corto plazo, el hecho de que la opinión pública haya desempolvado la palabra impeachment es un fiel reflejo de la crispación social que impera en el país desde el arribo del magnate a la Casa Blanca.
Sólo dos presidentes fueron sometidos a juicio político en la historia de los Estados Unidos. En 1868, cuando las heridas de la Guerra de Secesión aún no habían cicatrizado, un conflicto de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo derivó en una acusación contra Andrew Johnson, a quien los republicanos radicales criticaban por sus concesiones a los estados del sur. La Cámara de Representantes activó el impeachment, pero Johnson fue absuelto por sólo dos votos en el Senado. Richard Nixon estuvo al borde del juicio político por el escándalo del Watergate, pero renunció antes de que la sangre llegara al río. En 1998, las esquirlas del caso Lewinsky detonaron el famoso proceso contra Bill Clinton. Al igual que Johnson, el mandatario demócrata se salvó en el Senado.
A sólo tres semanas de la asunción de Trump, ya hay quienes se ilusionan con que se convierta en el tercer mandatario enjuiciado. Una encuesta nacional realizada a principios de mes por la firma Public Policy Polling (PPP) reveló que el 40% de los estadounidenses desea que el magnate enfrente un impeachment. Mientras tanto proliferan las peticiones ciudadanas para que el Parlamento acuse al mandatario. Al cierre de esta edición, la solicitud en línea de la página web Impeach Donald Trump Now, lanzada por las ONG Free Speech for People y Roots Action, había reunido más de 820 mil firmas.
Los organizadores de la iniciativa argumentan que la decisión de Tr u mp de no ceder el control de su imperio comercial y financiero a un fideicomiso ciego supone un conflicto de intereses y representa una violación flagrante a la Constitución. También cuestionan el hecho de que la Organización Trump siga obteniendo beneficios monetarios por sus negocios con otros países. Incluso aparecieron voces a favor del impeachment en la clase política. La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, tuvo que salir días atrás a poner paños fríos luego de que dos legisladores de su partido, Maxine Waters y Joaquín Castro, afirmaran que Trump debería enfrentar un juicio político por su polémica orden ejecutiva para prohibir la entrada a los Estados Unidos de inmigrantes provenientes de siete países de mayoría musulmana.
Del dicho al hecho. Claro que concretar las aspiraciones destituyentes no sería tan simple. Para iniciar formalmente un impeachment, un legislador tendría que solicitar una investigación contra el presidente, que debería ser aprobada por la Cámara de Representantes. Si eso ocurriera, una comisión parlamentaria llevaría a cabo las pesquisas y, en caso de que hallara indicios suficientes para iniciar un juicio político, éste debería votarse en el pleno de la Cámara. Si el resultado fuera afirmativo, el impeachment se llevaría a cabo en el Senado, donde se necesitarían dos tercios de los votos para la destitución. Los republicanos tienen mayoría en ambas cámaras. Para echar a Trump, los demócratas necesitarían convencer a 24 representantes y 19 senadores del oficialismo.
Es i mprobable, au nque no imposible. El historiador Allan Lichtman, famoso por haber predecido el resultado de las últimas ocho elecciones presidenciales, aseveró que “los republicanos no quieren a Trump porque no pueden controlarlo” y, en cambio, “preferirían que gobernara el vice, Mike Pence, absolutamente conservador y predecible”. En opinión de Lichtman, “Trump les dará motivos para el impeachment, ya sea poniendo en peligro la seguridad nacional o engordando sus bolsillos”. Tras la asunción de Trump, David Brooks, columnista de The New York Times, también vaticinó que “el tipo probablemente renunciará o será sometido a impeachment dentro de un año”. Será cuestión de esperar y ver.
Ya se reunieron 820 mil firmas para acusarlo por conflicto de intereses