El MoMA se enfrenta a Donald Trump
El museo neoyorquino responde al veto migratorio de los EE.UU. con una exposición de obras de artistas de las nacionalidades a las que se pretende bloquear el acceso al país.
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) respondió al veto migratorio del presidente estadounidense, el magnate Donald Trump, con una exposición de obras de artistas de los siete países mayoritariamente musulmanes (Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán) a cuyos nativos se restringe el acceso al país.
La idea de la muestra surgió de un grupo de curadores de ar te –A nn Temkin, Jodi Hauptman y Christophe Cherix–, cuando más de cien personas fueron detenidas en aeropuertos estadounidenses y miles se congregaron para protestar por el veto. Junto a cada pieza, por este motivo, se colgó un cartel con la leyenda: “Esta obra es de un artista de una nación a cuyos ciudadanos se les deniega la entrada a Estados Unidos, de acuerdo con una orden ejecutiva presidencial dictada el 27 de enero de 2017. Esta es una de las muchas obras de arte de la colección del museo instaladas a lo largo de las galerías de la quinta planta para expresar los ideales de acogida y libertad tan vitales para este museo como lo son para los Estados Unidos”.
El MoMA seleccionó siete obras de artistas procedentes de países afectados por el
Muslim ban de Trump: el pintor sudanés Ibrahim el-Salahi, la arquitecta de origen iraquí Zaha Hadid y cinco artistas iraníes, la videoartista Tala Madani, el escultor Parviz Tanavoli (uno de los escultores más reconocidos de Irán), el dibujante Charles Hossein Zenderouidi, la fotógrafa Shirana Shahbazi (ciudadana alemana pero de
origen iraní) y el pintor Marcos Grigorian. Por otra parte, se exhibe en un patio una escultura metálica de gran tamaño del artista norteamericano, aunque de origen iraní, Siah Armajani.
El MoMA ha situado sus obras en el lugar de grandes artistas occidentales como Vincent Van Gogh o Francis Picabia. En la galería dedicada a Picasso, por ejemplo, cuelga ahora un cuadro en óleo de Ibrahim el-Salahi titulado La mezquita (1964), que sustituye al Jugador de
cartas. Además se retiraron dos cuadros de Matisse, La
lección de piano y El baile, para instalar una compleja obra en rotulador y papel de Zenderoudi, Mon Père et
Moi (1962). Ambos artistas, Matisse y Zenderoudi, se inspiraron en la caligrafía y la arquitectura islámica.
En otra de las salas de la quinta planta del MoMA, don- de se reúne una colección de obras de 1880 a 1950, se expone una pequeña escultura en bronce de Tanavoli, célebre desde 2005 cuando creó un Heech (objetos tridimensionales de la palabra persa que significa “nada”, Heech) en una jaula para protestar por las condiciones de los prisioneros recluidos en el campo de detención de Guantánamo. La
mezquita de el-Salahi –una de las figuras más destacadas del modernismo africano y árabe– se ha colgado junto a obras de Picasso debido a que éste consideraba al arte africano como pionero del cubismo.
El MoMA también proyectará este mes películas de directores de los países cuyos ciudadanos tienen vedada la entrada en Estados Unidos por noventa días. Los curadores responsables de la muestra se proponen sumar más obras en las próximas dos semanas, cuando varias galerías del quinto piso sean reabiertas.
El museo situó las obras de artistas musulmanes junto a las de grandes artistas occidentales