Aumentos: “Hay que ayudar y educar a los consumidores”
Autor del artículo “Un haz de luz sobre la Revisión de la Tarifa Integral en distribución eléctrica en el AMBA”, el economista Diego Bondorevsky analiza la definición tarifaria que realizó el ENRE para las distribuidoras Edenor y Edesur, teniendo en cuenta “la determinación de la base de activos y la tasa de retorno aplicada por el regulador”. Según el investigador del Cippec, “ésta fue la primera RTI del servicio de distribución eléctrica nacional”. —¿Durante la revisión el ENRE no presentó la documentación que exige la ley 24.965 para definir el cálculo de la tasa de rentabilidad? —El ENRE no transparentó los procesos, y los fundamentos y las acciones fueron insuficientes. Hizo la resolución y pocas horas después la modificó. Fue errático y confuso. En las audiencias públicas la prioridad era la tarifa social y no una explicación técnica de la formulación. Las organizaciones hacían hincapié en validar un subsidio cruzado para amortizar el impacto de los costos, pero dejaron de lado el eje del debate a partir del análisis técnico. Esto se debe también a que en la agenda pública no hay interés por explicar los parámetros técnicos de cómo se determinó la tasa de rentabilidad. Distribuidoras“filosóficamente contrapuestas”. La relación entre la tasa de rentabilidad y la base sobre la que se aplica se reconoce por ejemplo cuando las distribuidoras plantearon sus inversiones “con tecnología de punta”. Pero cuando recibieron la tasa de ese financiamiento, vieron a un sector “con mucho riesgo”. Entonces hay una antítesis en ese juego de proyectar “gran- des inversiones” financiadas con una tasa de interés “en riesgo”. Eso apunta a una mayor tarifa. Costo sobredimensionado. El especialista explica algunas de las medidas adoptadas por el ENRE: “Tomó la tasa de rentabilidad que presentaron las empresas y bajó unos puntos, pero no explicó cómo. Esa baja es insuficiente. Hay una sobreestimación de al menos un 20% para el costo del endeudamiento, que es el costo del capital y eso tiene un impacto en el consumidor. El tema es ver cómo se va a financiar la obra de infraestructura. Las inversiones son muy altas y seguramente necesiten deuda o capital de terceros o propio, y ahí es cuando se define la tasa de rentabilidad, que es el costo del dinero a conseguir para financiar obra de infraestructura. Y si esa tasa es más alta de la real, la tarifa está sobreestimada”. Y concluyó en la necesidad de educar a los consumidores: “En un contexto de tarifas más altas, los consumidores deben ser educados y ayudados. Se necesita un recambio a medidores inteligentes”.
“Se dejó de lado el debate técnico. En la agenda pública no hay interés por explicar los parámetros técnicos de cómo se determina la tasa de rentabilidad.”