Trump tiene su propia ‘cadena’ en Twitter
Pablo Boczkowski, el analista cultural argentino que predijo el triunfo del actual presidente a partir de su campaña en las redes, analiza cómo las usa desde el poder.
Desde su privilegiado puesto de observación en la Northwestern Universit y, Pablo Boczkowski alertó pocos días antes del triunfo de Trump sobre lo que estaba pasando: “Una campaña del siglo XXI contra una del siglo XX”. O, en otras palabras, “mientras Clinton tiene a los medios a su favor, Trump tiene a los fans y seguidores”. La constatación de que algo nuevo sucedía en internet: los medios sociales son un nuevo entorno de lo humano. Donald Trump ganó, y sigue teniendo mucha actividad en Twitter, sobre todo. Contesta a opositores, baja línea, se pelea con los medios. Un buen momento para preguntarle al teórico argentino cómo ve ese accionar y su vínculo con la cultura –y los medios– de nuestra época: “Como presidente, está muy activo en Twitter –afirma–, sobre todo comparado con Obama. El volumen de actividad es esperable, un signo de los tiempos. Hoy en día es muy difícil pensar que un presidente, o la oficina de un presidente, no va a utilizar estas plataformas que permiten un vínculo directo con la ciudadanía e, incluso, con los periodistas”. Efecto doble. Para el especialista, “ese uso tiene un efecto doble. Por un lado, actúa como un seteo de agenda. Muchas de las cosas que escribe en Twitter se convierten en insumo informativo de los periodistas. Y, por el otro, son un método de comunicación con el público, porque tiene más de 23 millones de seguidores, y como hay mucho retuiteo lo que escribe tiene aún más repercusión. —Muchos lo reuitean porque no pueden creer lo que está diciendo, ¿le hacen un favor?
—Algo esencial para entender la cultura actual es que lo que a uno le parece absurdo seguramente a otros no les parecerá para nada. Todo lo contrario. Hago un ejercicio en la actualidad: intento leer cada vez más a gente con la que no estoy de acuerdo, fuentes que tienen una interpretación de los hechos muy distinta de la que podría ser la mía. Uno a veces se encuentra con argumentos bien construidos.
—En la Argentina es un ejercicio muchas veces necesario.
—Es que en el contexto cultural actual se ha perdido casi totalmente el contacto con el otro lado. Me parece que es importante tanto para los profesionales como para el público acercase hacia ese “otro lado”. Estilo Trump. No sólo es una cuestión de agenda. Hay algo novedoso, incluso por lo agresivo, en la manera que tiene Tr ump de par ticipar en las redes. La respuesta a Meryl Streep, “es una mala actriz”, ante unas críticas, es un ejemplo. Boczkowski dice que “esa manera de actuar nos hace preguntarnos por el método. Los cientistas sociales solemos decir que un buen argumento es aquel que no se basa en preferencias estéticas sino en valores sustantivos. Y es evidente que, como ciudadano, como miembro del público, preferiría otro tipo de comunicación. Prefiero las comunicaciones donde se pone el énfasis en lo positivo en lugar de lo negativo, el énfasis en criterios comunes, el apreciar los valores del otro, me resuena mejor. Ahora, eso no es suficiente para decir que lo que hace Trump no debería hacerse. En este terreno es muy nuevo, y hay muy poca investigación. Pero, por ejemplo, está recontra estudiado que las campañas negativas son exitosas. No creo que nadie se sienta feliz de llevarlas adelante. Pero cumplen su objetivo. Los ataques y las agresiones, en ese orden, funcionan.
—Un uso político de lo políticamente incorrecto. ¿Está
“Trump resetea la agenda con sus tuits. De esa manera genera insumos para los periodistas y se comunica directamente con la gente.”
en la naturaleza de las redes esa manera de manifestarse?
—Hay dos cosas aquí: los medios que generan contenido, los medios tradicionales, tienen una curaduría muy fuerte de sus contenidos. Twitter, Facebook, etc., no son medios en este sentido. La analogía más cercana no es con el teléfono o con el sistema postal. Es imposible para quienes están a cargo controlar la información. Es más común insultar en una conversación telefónica que en un medio tradicional. La diferencia es que aquí los que reciben el mensaje son millones. Por eso, me parece que los medios sociales están mucho más cercanos a los medios informales de la vida cotidiana que a los medios de comunicación. Comunicación mediatizada. A eso se suma “otro fenóme- no que es habitual –explica Boczkowski–: lo que se llama comunicación mediatizada a través de la computadora. Al no tener el feedback de cómo la otra persona recibe lo que vos decís, hay gente que se escuda en el anonimato y aumenta la propensión a la agresividad. Es lo que su- cede con los comentarios de los ar tículos periodísticos. Algo que no decís cara a cara. Cuando uno ve el nivel de informalidad de las comunicaciones en Twitter de la oficina del presidente, sobre todo desde el punto de vista estratégico, no se imagina cómo resonaría por cadena televisiva. Hay algo relacionado con el medio y con el contrato de lectura que parece permitirlo”.
—¿Cuánto hay de Trump y cuánto de sus especialistas en comunicación en todo esto? Daría la impresión de que tiene una intuición muy clara sobre la utilidad de Twitter.
—No se sabe. Lo que veo es una fascinación en los medios sobre la estrategia comunicacional y mucho escrito. Y casi todo lo que veo es mucha especulación sobre las fuentes. Porque es un cambio muy grande. Lo que sí me imagino es que éste es un período en el que hay una distancia mayor entre los dirigentes y la expectativa de la gente que, creo, con el tiempo se va a acortar. Veo desorientación, y no sé cuánto le interesa realmente a la ciudadanía.
—Si uno ve las cuentas de los “progresistas” norteamericanos, Bernie Sanders o Bill de Blasio, se encuentra con algo más lavado que en el Twitter de Trump
—Seguramente por eso no les fue tan bien.
—¿Hay algo de derecha y de izquierda en todo esto?
—No. Más bien es lo contrario. La forma de comunicar de Trump es una anomalía en todo lo que viene haciendo el Partido Republicano. Lo que creo es que hay un quiebre histórico en las formas de comunicar y en los perfiles de los candidatos. A mí no me sorprendería que en las próximas elecciones haya cada vez más candidatos que no vengan necesariamente de la política y con un estilo mucho menos burocrático. Los demócratas se equivocan si buscan candidatos clásicos.
“Al no tener la curaduría tan fuerte de los que generan contenidos, Twitter y Facebook no funcionan como medios en un sentido estricto.”