“Los católicos podrán disfrutar de la serie”
The Young Pope fue bautizada como “la House of Cards del Vaticano” y es interpretada por Jude Law y Diane Keaton. Su director revela los obstáculos que sortearon para filmar diez capítulos de esta polémica historia. Un Sumo Pontífice televisivo imaginado
El italiano Paolo Sorrentino, ganador del Oscar por su film La grande belleza, y nombre que se escucha, merecidamente, muy seguido en festivales como Cannes, generó revuelo en la pasada edición de Venecia cuando mostró los primeros dos episodios (de diez) de la miniserie The Young Pope, que se estrena el 12 de marzo a las 22.30 por FOX Premium. En la misma, el director de Juventud y Il divo muestra el ascenso como Sumo Pontífice de un norteamericano de casi 50 años interpretado por Jude Law y que ha sido definido por Sorrentino como “diametralmente opuesto al papa Francisco”. Lenny Belardo, quien será Pio XIII, es un papa que fuma, toma Cherry Coke en el desayuno, tiene fantasías eróticas que bordean la bisexualidad y en su primer discurso acusa: “Se han olvidado de Dios”. El mismo Sorrentino que escribió y dirigió toda la serie declaró que “quería predecir el papa del futuro”. Junto a Law, se destaca Diane Keaton, como la hermana María, y la serie ya ha sido definida, aunque Sorrentino no esté de acuerdo, como “la House of Cards del Vaticano”, que no permitió que se filme en algunas locaciones.
—¿Cómo se te ocurrió la idea de un papa que es lo opuesto a Francisco?
—Mientras pensaba en un film para la TV que sí o sí tendría el trasfondo de la Iglesia, se me ocurrió una idea loca. ¿Por qué no crear un Sumo Pontífice que sea todo lo contrario al papa Francisco? Después de un líder de la Iglesia que esta tan entregado a generar una relación positiva con la gente y con la multitud, me imaginé un álter ego que fue lo contrario. Un hombre atado a las tradiciones y los rituales ancestrales de la Iglesia Católica Romana. Un papa que cierra puertas y que sostiene los pecadores no tiene lugar en la religión. Un papa que pide sacrificios absolutos, y que pide una fidelidad oscurantista.
—Es un papa que hoy nadie espera.
—Un papa que quiere lastimar a sus seguidores más reaccionarios, algo que hace desde la elección de su nombre Pio XIII. Un hombre que
toma un rol con responsabilidades abrumadoras y pareciera carecer de sentido común y estar dotado de instintos caprichosos. Un hombre que se vuelca al pasado y rechaza el futuro. Por mis conversaciones con expertos, es hasta un papa posible en el futuro. Después de Jorge Mario Bergo - glio, un papa del diálogo, no hay razón para creer que el futuro sucesor de la Iglesia no sea tan iluminado y progresista.
—Hay un personaje que sugiere que Lenny es el sucesor del papa Francisco. ¿Es así? — ¿Quién podría saberlo? Lenny es una posibilidad de cara al catolicismo: en un mundo que se ha convertido en un lugar, muy vasto y difícil de decodificar,
él responde a esa necesidad de una nueva “dureza” que pueda plantarse frente a la modernidad y sus desafíos. Lenny es la premisa, entonces, la semilla de catolicismo fundamentalista que descartamos de plano.
—¿Fue complicado filmar la miniserie a partir de las polémicas?
—Fue muy caro y muy complicado a causa de que, como lo esperábamos, el Vaticano no quiso cooperar de ninguna manera. Y quiero decir de ninguna manera posible. Tuvimos que reconstruir decorados y recurrir a muchos puntos de vista distintos para reutilizar. —¿La miniserie busca denunciar a la Iglesia?
—No, y por esa razón decidimos no usar nada de los escándalos más recientes de la Iglesia, los pecados y los criminales del clérigo son mostrados sólo como parte del recorrido de un personaje, pero no como denuncia. Creo que los católicos pueden disfrutar la serie si la miran con entusiasmo, con las preguntas que, por ejemplo, merece un cuadro. Cuando miras un cuadro no te preguntas por su religión o si el autor era un buen católico. Si se ve con benevolencia, puede gustar. Pueden disfrutar las emociones humanas en juego, pueden disfrutar que la serie busca hablar a su humanidad, y que requiere un esfuerzo que implica anular el conformismo. Si esperan una serie adherida al dogma, entonces no les va a gustar nada. —¿Por qué querías filmar algo como “The Young Pope”? —Es difícil resumir en pocas palabras algo tan largo sobre un mundo tan complejo, pero si tuviera que hacerlo, diría que The Young Pope provee una ventana a la soledad que habita un territorio restringido que ya es en sí mismo un manifiesto sobre la idea de estar aislado y ser solitario. El Vaticano es un estado atípico. Una ciudad como ninguna otra. Un lugar donde, ya sea por dogmas religiosos o por las leyes que gobiernan el día a día, la soledad es algo perceptible, algo que hasta casi puedes tocar con tu mano.
“El Vaticano no quiso cooperar de ninguna manera. Y digo de ninguna manera (P.S.).”