El teatro es una industria en crisis mundial
Para mí la comedia musical es una pasión. Combinar la música, el canto, el teatro y el baile es la expresión máxima de la presentación en vivo. Es un sueño que siempre tuve de chico, aunque mi carrera comenzó en los medios por otro lado. “¿Rinde el teatro?”, “Argentina no es Broadway, ¿no?”.
Las realidades de Broadway y las plazas argentinas son muy distintas en inversión y muy similares en términos de resultados de negocio. Ganan y pierden los mismos. Algunos sí se preguntan sobre cantidad de tickets vendidos y ganancias logradas. En Broadway las cifras se dan y se comparten públicamente, y en Argentina las cifras se comunican entre los socios de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet). Todos los productores y quienes hacen shows tienen esa información. ¿Por qué no se comparte? La sociedad argentina es diferente a la norteamericana. En Estados Unidos el éxito está bien visto, y acá, muchas veces es castigado. Es muy difícil hablar de plata en Argentina. Tampoco se habla de cuánto gana exactamente un jugador de fútbol o un conductor de TV. A mí, como productor, no me parecería mal que esos datos se conozcan.
Respecto de la ayuda que se recibe en Argentina, es cierto que acá el teatro está exento de impuestos al final del resultado, pero es un error creer que en Estados Unidos no lo está: allí no paga impuestos nada de lo que se compre para realizar en ninguna obra que perdure por más de dos semanas consecutivamente, con al menos cuatro fechas por semana. Y recién se paga Ganancias lue- go del recupero de la inversión. Hasta un máximo de 15 millones de dólares. Se piensa que en Argentina hay ayuda y en Estados Unidos no, pero el teatro es una industria en crisis a nivel mundial.
El 82% de las obras de Broadway no generan ganancia, algo similar o peor de lo que pasa acá. Imagínense apuestas de ese nivel de inversión de las cuales ocho de cada diez no recuperan lo invertido. Por suerte mi trabajo y mi rol en las obras tienen que ver con la creatividad, el contenido y la parte artística y creativa y no con lo comercial. Y para quienes dicen que a nivel nacional el teatro no es rentable, sólo me queda decir que, sin ser un gran negocio, las dos únicas obras en las que trabajé en Argentina fueron exitosas en todo sentido: Peter Pan, dirigida por mi admirado y talentoso Ariel del Mastro y producida junto a MP y Ozono, con la que volveremos en 2017 con algunas reconfirmaciones y otras novedades, y “Casados sin hijos: somos childfree”, gracias a Mauricio Dayub y Nacho Laviaguerre, que me permitieron involucrarme en este maravilloso proyecto. Quizá las grandes diferencias entre Broadway y Argentina sean la preparación, los tiempos y las posibilidades: allí una obra tiene un tiempo de desarrollo, a veces, de entre tres y cuatro años. El entrenamiento y aprendizaje de los talentos es mucho más estructurado y comienza en la niñez, pero acá tenemos talentos naturales en algunos casos a la altura. Las dificultades nos hacen más creativos.
Yo vivo el teatro como un evento, no sólo trabajo en la previa y en la puesta en marcha del proyecto. Tal vez por mis antecedentes en televisión ( Zoo, La cornisa, Telefe noticias y América noticias),
tanto en Broadway con
Spring Awakening (nominada al premio Tony como Mejor Musical 2016) y Merrilly
como acá con Peter Pan y Casados sin hijos, entiendo cada función como un programa en vivo, en el que tenemos que tener rating, invitados y ampliar la audiencia. Llegar no sólo al habitué de teatro porteño, sino al público que tal vez compra una entrada muy de vez en cuando pero al que, por algún motivo, el contenido le llamó la atención.
El éxito del teatro es involucrar a quienes no son espectadores frecuentes también . Y eso hicimos con Casados
sin hijos. Cuando vi la obra por primera vez me enamoré, me asombró ver y sentir tanta risa, con tanto planteo filosófico, y que al mismo tiempo que me generara llanto. Una obra sofisticada. Cuando me junté con Dayub de la mano del Puma, le sugerí algunos cambios en cuanto a lo que ocurría debajo del escenario, los hicimos juntos y la obra se hizo afortunadamente más grande. Descubrimos que era una historia que utilizaba la risa para contar un amor de la mano del Puma Goity y Eugenia Tobal, que están geniales, mágicos. El Puma es un actor increíble y único, y Tobal te deja con la boca abierta. El texto, formidable, y la dirección, más que creativa. Le pusimos esteroides, le dimos una vuelta de tuerca y se transformó en un fenómeno. Casados sin hijos está entre las diez obras más vistas del año de espectadores por función. Hoy me llena el corazón, y pienso que podemos hacerla en Broadway. El teatro es creación de arte en vivo. Siempre es la primera vez. En Estados Unidos, y en casa también.