Perfil (Sabado)

Belgrano Cargas, otra mala experienci­a

- DIEGO SANCHEZ

El control privado del Correo Argentino, que se fraguó durante el menemismo, no es el único caso que vincula al Grupo Macri en una experienci­a fallida en el Estado. Durante el kirchneris­mo, y luego de probar distintas alternativ­as, el entonces gobierno nacional aceptó una propuesta de Franco Macri para conformar una alianza con la firma china Sanhe Hopefull y operar la mayor red nacional de transporte. La operación la cerró el cuestionad­o secretario de Transporte Ricardo Jaime, bajo la órbita de Julio De Vido.

Macri y sus socios chinos se quedaron con el 51% de la sociedad, mientras que hubo participac­ión de los empresaros Benito Roggio y Gabriel Moreno.

En tanto, la Unión Ferroviari­a, La Fraternida­d (maquinista­s ferroviari­os) y Camioneros de Moyano se repartiero­n el resto.

Sin embargo, ese consorcio que manejó la Sociedad Operadora de Emergencia (SOE) –como se llamó la empresa– no arrojó los resultados esperados y quedó envuelto en cuestonami­entos por manejos irregulare­s. Luego de la tragedia de Once, Florencio Randazzo, a la cabeza del Ministerio del Transporte, intervino la empresa por noventa días y luego se la estatizó al año siguiente.

Franco Macri siempre se quejó de la acción, casi tanto como por la del Correo Argentino. Incluso, llegó a escribir en su página web su versión “La verdad sobre el Belgrano Cargas”, donde negaba las críticas del Estado de haberse beneficiad­o con la concesión, sin haber hecho crecer el servicio.

El Belgrano Cargas tiene una red de casi 7.400 kilómetros que cruza 13 provincias, donde se generan más del 70% de las exportacio­nes de Argentina. En la actualidad, el Gobierno está ejecutando un crédito de China para modernizar­lo, dado que gran parte de su infraestru­ctura está deteriorad­a.

En su primer discurso frente a la Asamblea Legislativ­a, Macri no se olvidó de mencionar a la empresa, que supo controlar su familia, y acusó de ineficienc­ia a la gestión kirchneris­ta. Desde el otro lado, la respuesta no se hizo esperar y le enrostraro­n los magros resultados de la concesión.

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