Perfil (Sabado)

Chocolates, informes y un llamado presidenci­al para calmar a Carrió

La diputada había evitado críticas por la condonació­n de deudas para el Correo. Pero la baja de las jubilacion­es obligó a Macri a involucrar­se para frenar sus cuestionam­ientos.

- EZEQUIEL SPILLMAN

Un ágape entre Coca light y chocolates Toblerone. Una llamada de Mauricio Macri. Informes técnicos oficiales y charlas amigables. Todo parte del operativo para contener al huracán político desatado por Elisa Carrió, luego de que trascendie­ra la reducción de las jubilacion­es.

Uno de los primeros en hablar con ella fue Oscar Aguad, el ministro de Comunicaci­ones, que quedó en medio de la tormenta por el acuerdo con el Correo. El radical se comunicó con ella y con su mano derecha, Fernando Sánchez, en varias oportunida­des. Incluso, les envió un informe legal y técnico del ministerio con los detalles del acuerdo. Fue por ello que Lilita sólo dejó entrever que por ahora estaba “analizando” el entendimie­nto antes de expedirse al respecto. Eligió creerle a Aguad, a quien conoce desde hace más de veinte años.

La semana que viene, cuando regrese de sus vacaciones, comenzará a analizar la documentac­ión y, además, espera una fecha para reunirse con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. La otra trama del operativo contención se dio el miércoles. Tras la sesión en Diputados, Carrió fue invitada por el titular de la Cámara, Emilio Monzó, a su despacho. Llegó al lugar enfurecida por las revelacion­es en torno a la reducción de las jubilacion­es. Todavía circulaban las incógnitas en torno a cómo se había concretado la medida: se hablaba de un decreto, aunque no había nada publicado en el Boletín Oficial. No estaban los dos solos: los presidente­s de los bloques de la UCR, Mario Negri (quien se fue cuarenta minutos después a “calmar” a su bancada) y Nicolás Massot, junto al diputado de la Coalición Cívica Fernando Sánchez, los acompañaba­n alrededor de una mesa redonda, con un pizarrón a un costado, donde Monzó suele almorzar con su equipo.

Minutos después de comen- zar a dialogar, sonó el teléfono de un asistente de Carrió: del otro lado estaba Macri para hablar con ella. “Me llama el Presidente”, alcanzó a decir Lilita, y se levantó de su silla.

En ese breve diálogo, Carrió le expresó que la vocación del bloque de Cambiemos era dar marcha atrás con esa norma sobre las jubilacion­es. En ese momento Carrió pensaba, como sostenía la oposición (sobre todo el massismo), que se trataba de un decreto y no de una resolución de Anses.

“Mirá Mauricio que esta posición la comparten Emilio (Monzó) y Mario (Negri)”, le advirtió al jefe de Estado. Macri la calmó y le adelantó lo que después anunciaría: que le había ordenado al joven titular de la Anses, Emilio Basavilbas­o, dar de baja la resolución en cuestión.

“Es una cuestión política: si genera un perjuicio, aunque sea mínimo, a los jubilados, queremos que se dé marcha atrás”, le repitió Lilita.

Carrió volvió a la mesa redonda, llena de vasos con la Coca light y agua mineral, con cara de victoria. “Ya tengo el compromiso de que se va a dar marcha atrás con esa resolución. Mauricio me dio una explicació­n técnica sobre el cálculo que habían hecho”, les dijo a los diputados de Cambiemos.

Se quedaron charlando casi una hora más. Antes irse, Carrió se llevó unos Toblerone que le ofreció Monzó. Aún no había cenado y ya habían pasado las 22. Le vinieron muy bien.

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FOTOS: CEDOC PERFIL ENOJADA. Se retiró de la sesión de la Cámara baja con críticas por los cambios previsiona­les.

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