Perfil (Sabado)

Báez justificó los pagos a Los Sauces y se despegó de CFK

- P.B.

A punto de cumplir once meses tras las rejas, Lázaro Báez salió del penal de Ezeiza, cuya celda había sido retratada esta semana en un programa de televisión, con un claro objetivo: abrir por primera vez la boca ante uno de los jueces que lo investiga para dejar en claro que su amigo era Néstor Kirchner, que no tiene vínculos con Cristina Fernández y sus hijos Máximo y Florencia, y que los negocios que hizo con Los Sauces estaban “justificad­os”.

Con remera blanca y jean azul, Lázaro apareció en los tribunales enfundado en el chaleco y el casco que usa cada vez que puede salir de la prisión en la que cayó el 5 de abril, por la causa de la ruta del dinero K.

La estrategia fue distinta: a diferencia de las dos veces en que tuvo que enfrentar a los jueces Sebastián Casanello y Julián Ercolini, -que lo procesó en diciembre junto a la ex presidenta por asociación ilícita-, esta vez la defensa de Báez no se centró solo en un escrito de descargo. El empresario decidió contestar preguntas en una audiencia en donde el mayor entretenim­iento estuvo en los contrapunt­os entre las preguntas que le hacia el fiscal Carlos Rívolo y las oposicione­s del abogado defensor, Maximilian­o Rusconi. Hasta el juez Claudio Bonadio apareció en la secretaria para ver qué estaba diciendo.

“No tengo relación con Cristina Fernández de Kirchner, solo respeto por ser la mujer de Néstor Kirchner”, declaró Báez, tras señalar que Maximo lo contactó un par de veces y a Florencia solo la vio cuando murió su padre. Cuando Rívolo quiso saber si no le había parecido inconvenie­nte alquilarle terrenos a la familia presidenci­al, Rusconi se opuso y el juez se inclinó por el fiscal. Sorpresiva­mente, el propio Báez quiso contestar: explicó que Los Sauces “era una más” de las inmobiliar­ias a las que recurrían para alojar al personal que trabajaba en sus obras ante el crecimient­o de Austral Construcci­ones. En cambio, prefirió no responder cuando le preguntaro­n si su empresa había llevado adelante reformas en la vivienda de la calle Mascarello 441, de Rio Gallegos, donde vive Cristina Fernández.

Lázaro no nombró en ning ún momento a sus hijos, Martín, Leandro y Luciana, imputados en esta causa. Solo admitió que “todo tenía” su “supervisió­n personal”.

Rusconi dejó de todas maneras asentada su posición en un escrito de 24 páginas al que accedió PERFIL, en donde pidió declarar nula la acusación y tachó de “absurda” la hipótesis “fantasiosa” del pago de retornos a los Kirchner por la obra pública concedida al emporio de Austral Construcci­ones.

Un rato antes, Romina Mercado, la hija de A licia Kirchner, había cumplido su indagatori­a con un escrito. “Jamás integré ninguna asociación criminal ni tampoco participé en maniobra alguna de lavado de activos de origen ilícito”, aseveró y pidió su sobreseimi­ento.

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FOTOS: NESTOR GRASSI El Servicio Penitencia­rio protegió a Lázaro de las cámaras cuando llegaba a Comodoro Py.
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OPERATIVO.
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FOTOS: CAPTURA DE TV Trascendie­ron imágenes de la celda del empresario.
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EZEIZA.
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MERCADO. Declaró por su rol en Los Sauces.

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