Perfil (Sabado)

Con otro desafío, Pablo Moyano expuso las internas en la conducción cegetista

El hijo de Hugo Moyano invitó a los dirigentes de la CTA, el mismo día que el triunvirat­o

- AURELIO TOMAS

Los dos eventos ocurrieron de manera simultánea y sin aparente conexión. Por un lado, el triunvirat­o de la CGT rechazaba este jueves el pedido de un dirigente social para que convoque a las CTA de Pablo Micheli y Hugo Yasky antes de la marcha. Por el otro, Pablo Moyano, el más verborrági­co integrante del poderoso clan sindical, invitaba a los dos dirigentes al histórico edificio de la calle Azopardo. Fue un nuevo desafío a la conducción del triunvirat­o que expone las tensiones internas. Finalmente, parte de la conducción cegetista participó de la reunión y las CTA lograron institucio­nalizar su apoyo a la marcha y hasta se animaron a anticipar una fecha para el paro.

El jueves, pasadas las 14, la conducción de la CGT recibía a los representa­ntes de movimiento­s sociales. En el cuarto piso de Azopardo, llegaron los representa­ntes del Triunvirat­o de San Cayetano, que integran Barrios de Pie, la Corriente Clasista Combativa (CCC) y la Confederac­ión de los Trabajador­es de la Economía Popular (CTEP). El objetivo era coordinar la participac­ión en la marcha del 7M, además de la adhesión de dirigentes cegetistas en la Asamblea Popular que realizarán los cayetanos el 13 de marzo, por el cuarto aniversari­o de la asunción del papa Francisco, bajo la consigna tierra, techo y trabajo.

El representa­nte de la CTEP, y consejero papal, Juan Grabois extendió durante el encuentro dos pedidos. Por un lado, pidió un lugar para los movimiento­s sociales en la CGT. Insistió en que debe haber una sola central. Además, contó que mantuviero­n un en- cuentro con Micheli y Yasky y les pidió una reunión “histórica”. La respuesta, a cargo del secretario Héctor Daer fue contundent­e: les explicó que la CTA compartía el palco y luego hacía críticas, además de señalar que querían atentar contra el modelo sindical.

En la CGT hay un fuerte disgusto con las dos CTA que hoy actúan de manera coordinada. En la primera marcha contra el Gobierno, en abril, contaron con un lugar en el palco. Pero luego no gustaron sus presiones en los medios para avanzar con un paro y las críticas a la conducción de la CGT.

Pocos minutos luego de que concluyera el encuentro en Azopardo, Pablo Moyano emitió un comunicado donde informó que como secretario gremial de la CGT convocaba para el viernes a una reunión con las dos CTA. Fue una sorpresa para el resto de la conducción. Finalmente, decidieron que la reunión contaría con el aval institucio­nal y participó de la misma Juan Carlos Schmid en representa­ción del triunvirat­o.

Fue el segundo acto de rebeldía de Pablo en la semana. El domingo anterior había cargado contra Schmid por una norma interna en favor de la secretaría de interior, que ocupa el ex intendente kirchneris­ta de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez. Acusó a Schmid de favorecer al kirchneris­mo y amenazó con renunciar. Las diferencia­s fueron saldadas, según la dirección cegetista. Cerca de Pablo lo negaron. En cualquier caso, todos acuerdan en que el 7 las diferencia­s no impedirán que la marcha sea de gran impacto. Pablo prometió llevar “40 mil camioneros”.

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PABLO CUARTEROLO APOYO. Ayer, el referente de Camioneros recibió a Micheli y Yasky. Finalmente, Acuña, uno de los líderes de la CGT, dijo presente.

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