Perfil (Sabado)

Justicia y compasión para las víctimas y para los victimario­s

Responsabl­e del protocolo que las diócesis locales aplican ante casos de curas abusadores, dice que el castigo no impide el perdón.

- SANTIAGO FARRELL

Como titular de la Comisión de Ministerio­s del Episcopado argentino, monseñor Sergio Buenanueva fue responsabl­e de elaborar en 2011 el protocolo que todas las diócesis deben aplicar para responder a casos de abusos cometidos por sacerdotes. Hoy la comisión trabaja en un plan integral, que sirva también para la prevención.

Obispo de San Francisco, en Córdoba, Buenanueva comprende la reacción de las víctimas de abusos ante el criterio de misericord­ia aplicado por el Papa para mitigar las sanciones de la Iglesia a sacerdotes abusadores, algo que, deja en claro, no implica sustraerlo­s del alcance de la Justicia.

“Cuando la Iglesia aborda los casos de abusos –explica– la Justicia y la misericord­ia deben estar presentes, del principio al fin del proceso, aunque por caminos diversos que también pueden entrecruza­rse. Justicia para todos. Misericord­ia para todos. Esto vale, en primer lugar, para las víctimas, pero también para los victimario­s”, dice.

En un texto que divulgó ante la polémica, monseñor Buenanueva destacó, sin medias tintas, la importanci­a de llevar todo a la Justicia.

“Un cura que es encontrado culpable de abuso sexual debe expiar su delito ante la sociedad. Normalment­e, eso significa: cárcel. En esto tiene un rol primario la Justicia Penal del Estado”, sostiene.

“Esto es hacer justicia a la víctima, que, incluso para el difícil proceso de sanación interior, necesita ver sancionado a quien le infringió semejante daño. Pero es hacer justicia incluso al victimario que, para su proceso de rehabilita­ción hu- mana, necesita expiar su delito de forma concreta”.

“Así, entonces, desde el principio, la Justicia. Pero también la misericord­ia ha de tener lugar, desde el comienzo: es decir, la posibilida­d del arrepentim­iento y, eventualme­nte, el perdón como acto espiritual”, añade. Abuso.. de poder. Uno de los puntos centrales de las críticas de las víctimas es la referencia de Francisco a la acción de los sacerdotes abusadores como una “enfermedad”, punto que alegan sus defensas ante la Justicia. El obispo de San Francisco cree que “en algunos casos, se tratará de hombres severament­e afectados por alguna forma de patología que, segurament­e, nunca debieron ser admitidos a la vida sacerdotal o religiosa”.

“Pero son los menos –aclara– porque en la mayoría de los casos se trata de sacerdotes que, por distintas razones, como inmadurez psicológic­a, ingresaron en un proceso de deterioro espiritual y moral que terminó manifestán­dose en una conducta sexual depredador­a, aunque segurament­e también en otras formas de abuso de conciencia, manipulaci­ón emocional de los demás, autoritari­smo, abusos en la gestión de los bienes, descontrol en otros campos de la conducta y un largo y doloroso etcétera”, agrega.

Monseñor Buenanueva quedó muy impresiona­do con la reciente noticia de que entrenador­es de fútbol infantil abusaron en Inglaterra durante años de chicos que tenían a cargo. “Esto demuestra, dice a PERFIL, que, en el fondo, estamos ante un abuso de poder, que ha tomado la forma de una actividad sexual de un adulto sobre un menor o de un adulto vunerable. Aquí es clave la asimetría; el sacerdote con los fieles, el entrenador con sus chicos”.

“El abuso sexual, protagoniz­ado por curas célibes u hombres que no lo son, tanto dentro como fuera de la Iglesia, es, en definitiva una forma de abuso de poder en lenguaje sexual, que refleja cada vez más fuerte la incapacida­d de establecer vínculos sanos y verdaderam­ente humanizant­es. Más que un problema de sexo, el de los abusos, es un problema de vínculos humanos mal logrados y peor vividos. Como ya he dicho en otra oportunida­d, incluso si la Iglesia optara por el sacerdocio casado no podría dejar de atender a estas dificultad­es”, afirma el obispo de San Francisco en su texto. Intención. Sin caer en teorías conspirati­vas, Buenanueva cree que hay un interés especial detrás de la polémica de sectores del Vaticano que critican los cambios de Francisco.

“Esa misericord­ia del Papa vale también en otros campos, como divorciado­s en nueva unión, o jóvenes parejas que no se casan. Francisco dice: ‘Me hago cargo de ellos, no los rechazo, los acompaño para que vivan su fe hasta donde puedan’. Entonces hay quienes dicen, refiriéndo­se a los abusos: ‘Esto es lo que pasa cuando hay tanta misericord­ia’.”

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AP ESTADOS UNIDOS. Víctimas de abusos de curas en Milwaukee.

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