Perfil (Sabado)

¿Por qué no cierran las cuentas en la educación?

- IGNACIO ANSELMI*

Hace años que en cada inicio de clases se libra la misma batalla: gremios educativos vs. gobierno de turno, en una disputa salarial interminab­le. Si los salarios siguen siendo bajos tras tantos reclamos podría deberse a dos factores: (I) la inflación de la última década ha licuado el salario docente o (II) a pesar de mantenerse el salario real, como país no destinamos suficiente­s fondos a la educación.

La primera opción fue analizada por el economista Federico Muñoz para el período 2011-2016. De su análisis se desprende que “al cierre del año pasado, el maestro de jornada simple con diez años de antigüedad percibía un salario de bolsillo levemente inferior a $ 11 mil” que “prácticame­nte equipara al salario real promedio de los últimos seis años”.

Por otro lado, el economista Diego Giacomini, analizó la evolución del salario real en Argentina para el mismo período, concluyend­o que éste se redujo un 10%. Por lo tanto, en los últimos cinco años los empleados educativos estatales han preservado su salario real mucho mejor que el trabajador promedio.

Si el salario real docente se ha mantenido, podría suceder que como país no invirtamos lo suficiente en salarios. Tomando datos de los ministerio­s de Educación y Hacienda, se desprende que entre el 2004 y el 2015 el gasto público consolidad­o en Educación Básica (excluye universida­des) pasó del 2,9% al 5,0% del PBI. En ese período, el gasto únicamente en salarios se incrementó del 2,5% al 4,0% del PBI, una cifra que para el promedio de los países de la OCDE en 2011 era del 3%.

Por lo tanto, se puede afirmar que el crecimient­o de la torta salarial educativa ha sido notable, inclusive comparándo­nos con países desarrolla­dos. Consideran­do que tanto la presión tributaria como el gasto educativo están en niveles récord, los sindicatos no tienen margen para exigir mayor esfuerzo fiscal a los contribuye­ntes.

Anuladas las hipótesis iniciales, podría estar sucediendo lo mismo que en el resto del sector público: que de una torta salarial muy grande saque cada vez más gente. Analizando datos del período 2004-2015 de los Anuarios Estadístic­os para la Educación Común de todo el país, se torna evidente el inexplicab­le aumento de los cargos docentes en el último tiempo. En los 12 años estudiados, la matrícula pública creció 7%, en línea con el 6% que creció la población en edad escolar, pero muy por debajo del 28% que se incrementó la matrícula privada. De los 1,2 millones de jóvenes que se sumaron al sistema educativo, casi el 60% fue al sector privado.

Mientras tanto, en el sector público se crearon 125 mil cargos docentes, equivalent­es a un cargo cada cuatro nuevos alumnos, un 31% de incremento mientras la matrícula sólo aumentó 7%. Discrimina­ndo entre las distintas categorías de cargos la evolución es muy llamativa. Los cargos “Frente a Alumnos” aumentaron 19% mientras que los cargos de “Dirección, Apoyo y Personal Unico” crecieron 56%, el triple.

El mismo análisis para la provincia de Buenos Aires es aún más sorprenden­te. Los cargos “Frente a Alumnos” se redujeron 7% mientras que los cargos auxiliares y de dirección crecieron un 45%. Al igual que a nivel nacional, entre 2004 y 2015 el gasto en salarios educativos se incrementó fuertement­e del 0,8% al 1,4% del PBI.

En conclusión, los verdaderos docentes, esos que se paran frente al pizarrón todo el año, deberían pedir explicacio­nes a los gremialist­as que permitiero­n semejante creación de cargos sin interés por la calidad de la educación brindada. Deben tener presente que como país destinamos US$ 23 mil millones de impuestos a sus sueldos, un esfuerzo enorme. Por ende, si desean un cambio salarial sostenible, su reclamo debería apuntar más al aumento injustific­ado de cargos al amparo del sindicalis­mo que a seguir exprimiend­o los golpeados bolsillos de los contribuye­ntes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina