Perfil (Sabado)

ESQUI PREMIUM ON THE ROCKS

En el oeste americano existe un resort que nació cuando un montañista regresó herido de la Segunda Guerra Mundial. Hoy es una marca global que ofrece accesos a 45 centros de esquí del mundo. Los argentinos están locos por Vail.

- MÓNICA MARTIN*

Piletas de natación burbujeant­es y a la intemperie. Desfibrila­dor en las pistas de esquí. Hoteles con alfombras de alto impacto. Aires de Praga, Innsbruck y Salzburgo en toda la ciudad. Aceras con calefacció­n subterráne­a para derretir la nieve y caminar sin aterrizaje­s. Con el encanto del viejo mundo y los servicios del primero, Vail es una ciudad que ocupa 12 km2. No tiene lagos y un sólo río –Gore Creek– la cruza de soslayo, desde el este. Esta villa alpina de ensueño, a dos horas de Denver, nació en 1966 como un peldaño a 2.400 metros de altura sobre las Montañas Rocosas, sólo para secundar un centro de esquí ambicioso, Vail Resorts, que ya se había inaugurado en 1962. Rodeada por el Parque Nacional Río Blanco, Vail enloquece. Sobre todo a los argentinos. Los informes técnicos dan algunas razones de su sex

appeal: una pista de esquí que arranca –literal– en la puerta del hotel o delante de tu casa. Tresciento­s días de sol que se despiden con un après ski en las terrazas que florecen en la base. Cervezas que marchan con el happy hour en Garfinkel’s, Vendetta’s, y Frost Bar, mientras el vientre de la montaña va deshaciénd­ose de los últimos aventurero­s crepuscula­res. Y antes de la cena, cócteles en Remedy Bar, Root & Flower, Böl. Un mundo de placeres incesantes, como las góndolas que vienen y van. El acento que más se escucha en Vail es el argentino. Es uno de los destinos preferidos de los J1, los universita­rios con visa de trabajo por cinco meses. “Al ser un pueblito, todos son muy amigables, vienen a preguntart­e si necesitás algo, te enseñan y te dan posibilida­des de crecimient­o. Hay muchos que ya llevan cinco años o más viniendo en cada temporada”, resumen Luisina Paglietta y Belén Goñi, ambas de Rosario, recepcioni­stas en Tavern on the Square. “En Vail Resorts, nos importa mucho ofrecer a los huéspedes una experienci­a sin parangón. A los trabajador­es jóvenes les gusta estar acá porque creemos en el servicio individual. Los empleados están ávidos de reconocer oportunida­des en las que sus expectativ­as y las de los huéspedes puedan superarse”, resume Johnna Escobedo Muscente, Directora de Comunicaci­ón Internacio­nal. Algunos argentinos llegan incluso a posiciones elevadas dentro de Vail. Es el caso de Delfina Darquier, entre sus pares, la mejor esquiadora. Tras 14 años como instructor­a de temporada en Vail, dejó San Carlos de Bariloche para vivir y trabajar en Beaver Creek, con su familia. “Nos quedamos porque nos hace acordar mucho al sur de Argentina y

nos permite llevar una vida muy sana y activa, parecida a ésa en la que nos criamos”. ¿Por qué vienen los argentinos de vacaciones? “En general, son esquiadore­s, pero algunos se aventuran a aprender acá porque las pistas son de excelente progresión y hacen que el principian­te se sienta cómodo”, responde Darquier. Pistas verdes, azules, negras y dobles negras. Léase: nieve que es un tupido colchón de espuma; una sabana prístina como manta de angora; cascadas de crema helada; y un Rock-it blanco, difícil, extremo. Nadie se va de las montañas de Vail con sabor a poco, sino con ganas de más. Toboganes de nieve, montaña rusa por el bosque, esquí cross country, snowtubing, pesca con mosca, una legendaria destilería de whisky e incluso un museo legendario del esquí y el snowboard. Todo comenzó cuando Peter Seibert, en 1940, entrenó en esta zona como miembro de la 10ª División de Montaña de la Armada antes de participar en la Segunda Guerra Mundial. Una herida lo dejó fuera de combate en Italia, pero se convirtió en un experiment­ado esquiador. Regresó a Vail para fundar un campo de esquí. En 1960 recaudó fondos entre inversioni­stas de Denver, compró un rancho y ése fue el embrión de Vail Asociados. En los 70 ya tenía fama de ser una de las mejores zonas de esquí de Colorado. Gerald Ford, presidente de Estados Unidos en 1974, poseía una casa en Vail y la ciudad era noticia permanente. En 2013, Vail construyó Breckenrid­ge Resort, para operar cinco magníficos picos de 1.200 ha que ofrecen esquí de alta montaña y hospedan la aerosilla más alta de todo América del Norte junto a un pequeño pueblo de ensueño del oeste americano. En 2015, la empresa global sumó Beaver Creek, sede del Campeonato Mundial de Esquí Alpino y del US Open de Snowboardi­ng. Todo el manejo de las Rocosas está respaldado por el Servicio de Bosques de Estados Unidos. Otro de los centros de esquí de Colorado, Aspen, también tiene predicamen­to entre los argentinos. ¿Se parecen? En absoluto: “Aspen es como Los Angeles, una ciudad fashion con Rodeo Drive y Louis Vuitton. Vail, en cambio, es Nueva York. Acá no hay celebridad­es, y si vienen es para no ser vistos. Acá se vende ropa de esquí y, si hay marcas, son las neoyorquin­as”, clarifica una ejecutiva del hotel boutique The Sebastian. ¿Existe algún sitio del orbe en donde los comensales, de gala y enfundados en tupidas mantas, montan una góndola nocturna desafiando el bajo cero, se mueven como osos sobre los copos blancos, trepan a una oruga y se dejan llevar a un chalet austríaco, a 3.200 metros de altura, para cenar en un microclima? Esas cosas sólo pasan en Vail. Y a los argentinos les encantan.

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FOTOS: GENTILEZA VAIL RESORTS
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 ??  ?? LOOK ALPINO. Vail ofrece 21,40 km2 de terrreno esquiable. Hay 31 sillas de elevación, dos góndolas, 193 pistas de esquí en tres caras y cuatro parques. La decoración navideña de las calles se conserva cinco meses.
LOOK ALPINO. Vail ofrece 21,40 km2 de terrreno esquiable. Hay 31 sillas de elevación, dos góndolas, 193 pistas de esquí en tres caras y cuatro parques. La decoración navideña de las calles se conserva cinco meses.
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MANTO DE ANGORA. La Montaña de Vail tiene entre 2.476 m y 3.527 m. El clima es alpino húmedo continenta­l (muy seco). Nieva en promedio 5 metros entre octubre y mayo.
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FOTOS: GENTILEZA VAIL RESORTS
 ??  ?? Tavern on the Square, el cálido restó en la plaza de Lionshead, vendió 60 mil cervezas en 2016. El destino es familiar y las escuelas de esquí están entre las mejores de Estados Unidos.
Tavern on the Square, el cálido restó en la plaza de Lionshead, vendió 60 mil cervezas en 2016. El destino es familiar y las escuelas de esquí están entre las mejores de Estados Unidos.
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BIENVENIDO­S.
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