Perfil (Sabado)

Cristianos y musulmanes

Sobre la figura de Jesús y María

- NANCY FALCÓN

NANCY FALCÓN*

En el Nombre de Dios, Clemente y Misericord­ioso. Existe un lugar natural de encuentro entre musulmanes y cristianos, y ese lugar es la figura de Jesús y María (con ellos sea la paz). Como musulmanes encontrarn­os en la palabra de Jesús el Mesías, y de nuestra Madre María, es reconocern­os hermanos de un mismo Creador, Dios Clemente y Misericord­ioso.

El Corán nos recuerda el relato de María, comenzando por la propia historia de su familia santa, conocida en la tradición islámica como la familia de Imran. Educada por Zacarías en el templo de Jerusalén, María ya destacaba desde pequeña por su piedad y los ángeles la alimentaba­n ( Corán 3,37) anunciándo­le luego que sería la madre del Mesías ( Corán 3, 45-48; 19, 17-19).

Su madre la había ofrecido a Dios en el templo, costumbre que usualmente se hacía con los hijos varones, pero que en el caso de María, denota uno de los tantos signos que la elevan al nivel de los santos profetas.

Es María la mencionada 34 veces en el Corán, como la mejor de las mujeres de la creación ( Corán 3, 42-43), ejemplo a seguir por todos los creyentes, sin distinción de religión alguna, por su confianza en la veracidad de la Palabra de Dios ( Corán 66, 12).

El Sí con mayúscula de nuestra Madre María al ángel Gabriel, que le anuncia el milagro del nacimiento del Mesías solamente por obra divina, es el signo más sublime de la creencia y la confianza en aquello que no podemos asir pero que intuimos plenamente: la presencia de Dios entre nosotros; una divinidad que ocultándos­e se manifiesta, inentendib­le pero a su vez tan visible a través de sus signos.

El sí de María trajo al mundo a Jesús, testimonio (shahada) de la Verdad de Dios en el mundo. Relata el Evangelio de Juan que cuando Pilato pregunta a Jesús si es rey, él contesta: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. Asimismo dice el Corán: “Jesús el hijo de María: (es) una afirmación de la verdad (…)” ( Corán 19.31)

Dios le dio a Jesús, hijo de María, claras señales de su profecía fortalecié­ndolo con el alito divino ( RuhuAllah Corán 2.87, 2.253), el mismo álito con el que Dios crea a Adán desde el barro. Es por ello que Jesús tiene el mismo estatus de Adán ( Corán 3.59) y es mencionado, junto con él, la misma cantidad de veces en el Corán.

Sólo Dios crea con la palabra (Corán 36,82). La palabra “Lee!” (Iqra) inaugura la profecía de Muhammad plasmada en el Corán. Es la Palabra de Dios en el vientre de María, la que hace posible la existencia del Profeta Jesús el Mesías sin necesidad de mediación humana. Es la Palabra divina la que moldea el Universo y se manifiesta a los hombres a través de sus mensajeros o profetas. Finalmente, es simplement­e la capacidad de emitir palabra, la que distingue al hombre del animal, la que nos hace humanos.

Jesús y María, invitan a musulmanes y cristianos a recorrer juntos el camino del servicio a Dios, porque son los verdaderos seguidores de Jesús aquellos de corazón compasivo y misericord­ioso: “Después de ellos mandamos a Jesús el hijo de María, y le revelamos el Evangelio; y Pusimos en los corazones de aquellos que le siguieron la Compasión y la Misericord­ia” ( Corán 57.27).

Desde un punto de vista islámico, todos los profetas son el mismo profeta, porque todos ellos son la luz de Dios que recorre y vivifica los mundos. De la misma forma todos los creyentes nos hacemos uno en la compasión y en la misericord­ia con los otros, porque todos los Mensajeros de Dios han venido a entregar al mundo un solo mensaje: la adoración a un Dios Único, Clemente y Misericord­ioso ( Co

rán 42.13). Como reza el Corán, la paz sea hoy y siempre con Jesús hijo de María, Profeta de Dios ( Corán 19, 33).

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