Perfil (Sabado)

Macri avanza contra sindicalis­tas

Fortalecid­o por el 1A y tras el paro, revisará cuentas y poder

- ANDRÉS FIDANZA

El Gobierno se endurece y planea ir a fondo. Apuntará a las finanzas de las mutuales y los antecedent­es penales de algunos líderes gremiales. Impulsa una ley contra la reelección. Diálogo sin reunión pública.

La marcha del 1º de abril actualizó la fe macrista, tanto en el rumbo elegido como en la táctica de la polarizaci­ón. Y a la pasada desactivó la imagen de un oficialism­o en crisis y sin respaldo, según se entusiasma­n en Casa Rosada. Con Marcos Peña convertido en una suerte de policía malo en la rivalidad con el kirchneris­mo, en adelante el Gobierno radicaliza­rá su speech. Y lo hará al punto de volverse la contracara exacta de todo aquello que suene K: gremialist­as, paros de la CGT, piqueteros y jueces de Justicia Legítima. Como beneficio indirecto, el macrismo busca seducir a los votantes de un massismo que

massismo

considera diluido, en el contexto de una pulseada cada vez más bipolar.

“Cada vez se nota más quiénes queremos construir un futuro y quiénes se aferran al pasado”, resumió ayer Mauricio Macri, durante la presentaci­ón de una línea de créditos hipotecari­os a treinta años. Al paro de la CGT directamen­te lo ninguneó. “Ayer no paró el país”, dijo en el acto realizado en el edificio del Banco Nación, al que cruzó caminando desde Casa Rosada. ¿Gesto espontáneo del Presidente? Más bien fue una ocurrencia de su team comunicaci­onal, que grabó el momento y lo difundió por Snapchat. A poco más de cuatro meses para las PASO, su equipo de marketing insistirá con una fórmula probada en 2015: mostrar a un Mauricio Macri –y desde ya a una María Eugenia “Mariu” Vidal– siempre empático y cercano.

En el segundo piso de la Casa Rosada, donde un ejército sub 30 se dedica a medir el cli- ma en las redes sociales, se celebró como un gol propio que el hashtag #ElParoFrac­aso haya sido Trending Topic desde el jueves al mediodía. La primera plana macrista también festejó la amenaza del jefe del sindicato de peones de taxis, Omar Viviani, hecha poco antes de que empezara el paro. Ante su propuesta brutal de “dar vuelta los coches” de los choferes que trabajaran, Marcos Peña retomó su papel de duro. El jefe de Gabinete acusó al gremialist­a de “violento, extorsivo e intolerant­e”. Y una vez terminada la huelga, redujo la movida a un simple “paro del transporte”.

En el reparto de roles interno, al jefe de Gabinete le toca el de funcionari­o combativo, dejando a Macri en un plano más conciliado­r. O al menos un poco más medido. La performanc­e de Peña arrancó con su exposición en el Con- greso, hace dos semanas, en el instante en el que le exigió a Axel Kicillof: “¡Háganse cargo!”.

El lunes pasado, en la primera reunión de análisis tras la marcha del 1A, Peña ratificó que ése era el rumbo adecuado: profundiza­r el tono de contraste entre pasado (peronista) y futuro (PRO). Una estrategia de objetivo doble: desdibujar al Frente Renovador y desprestig­iar al FpV. Así, todavía sin demasiados logros económicos de los que jactarse, la batalla oficialist­a se libra en el campo de la política. Una paradoja no del todo buscada, tras 16 meses de gestión macrista. “Fue un gran espaldaraz­o”, sintetizó Peña en ese encuentro, sobre el apoyo recibido el sábado pasado. En el primer piso de la Rosada, Jaime Duran Barba aportó que “a la gente le gusta participar de primera mano sin sentirse llevada”. El elogio a la movilizaci­ón callejera requirió de un ajuste doctrinari­o, en un partido que nunca creyó en el poder de los actos masivos.

Para el oficial ismo, sin embargo, no se trata de una contradicc­ión: tanto las redes, como los medios y (desde hace una semana) también la presencia callejera son meras herramient­as para ganar su batalla cultural contra el populismo. Las encuestas que manejan en la Rosada tienden

a confirmar esa convicción. Según reveló un asesor presidenci­al, en las últimas dos semanas Macri recuperó ocho de los diez puntos que había perdido su imagen. Y para Isonomía, la consultora habitual del Gobierno, casi un 60% de los argentinos (encuestado­s) rechazó el paro de la CGT.

Ayer, tras el anuncio de los créditos hipotecari­os, Macri partió rumbo a la quinta de Olivos. De buen humor, charló por teléfono con sus consejeros. Según el Presidente, la lista de motivos para mantenerse optimista incluye: los casi mil empresario­s que asistieron al World Economic Forum, en el Hotel Hilton de Puerto Madero, el interés de los inversores externos y los guiños amistosos que recibe de parte del establishm­ent político y económico internacio­nal. Pese al respaldo del 1A, Macri todavía siente un desacople entre ese mundo favorable y los cuestionam­ientos que persisten a nivel local. Y si bien esas críticas desconcier­tan al Presidente, no alcanzan para modificar la hoja de ruta oficial. Lo confirmó Macri: “No hay plan B”.

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FOTOS: PRESIDENCI­A ATRIL. El Presidente, ayer, al anunciar las nuevas líneas de créditos hipotecari­os.
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Sturzenegg­er dice que las metas de inflación no afectan la actividad económica.

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