La emergente China, ante el desafío de un inestable equilibrio de poder
La cumbre celebrada ayer entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping (ver nota aparte), puso un nuevo mojón en la relación bilateral entre las dos mayores potencias del planeta, en un momento en el que China enfrenta el desafío de mantener su inestable equilibrio de poder con Washington en pleno desarrollo de la “era Trump”.
Durante la campaña para las elecciones presidenciales, el magnate republicano ensayó palabras y acciones que llevaron a observadores y analistas a vaticinar un vínculo conflictivo con Beijing: amenazó con establecer aranceles prohibitivos a las importaciones chinas, acusó a China de manipular el tipo de cambio y de quitar puestos de trabajo a los ciudadanos estadounidenses, advirtió que pondría fin a la política de “paciencia estratégica” hacia Corea del Norte, se entrometió en la disputa de soberanía en el Mar del Sur de China y aceptó dialogar con la presidenta de Taiwán.
A la luz de esos gestos, el
gobierno chino tantea ahora a Washington y procura estabilizar la relación. “El actual equilibrio de poder será función de una ajustada gestión de las tensiones entre la primera y la segunda economía mundial –dijo a PERFIL el especialista argentino en asuntos chinos Sergio Cesarín, investigador del Conicet y la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref)–. Cabe esperar una continuidad en las tensiones bilaterales que es producto de profundas diferencias en temas estratégicos. Aunque estas discordancias no difieren mucho de las sostenidas desde principios del siglo XXI, el tono belicista de Trump expresa una novedad. Los márgenes de acuerdo se reducen en tanto el ‘estilo duro’ de Trump se enfrenta con un presidente como Xi, que dispone de poco margen para mostrarse proclive a las peticiones de su par estadounidense ante la próxima celebración del XIX Congreso del Partido Comunista Chino, en el mes de octubre”.
En opinión del profesor e investigador Jorge Malena, director de Estudios sobre China Contemporánea de la Universidad del Salvador (USAL), “en el actual período de transición del poder internacional, debería prevalecer entre ambos países la conciliación y el compromiso, dadas la interdependencia económica, la cada vez menor disparidad en poderío militar y las múltiples áreas de interés común en temas globales; Washington podría ‘acomodarse’ a la consolidación regional de China, mientras que la República Popular podría dejar atrás toda tentación revisionista del orden mundial”.
Según Malena, “para China el lazo con los Estados Unidos es central, de allí que se lo defina como ‘diplomacia entre países principales’”. Y de allí la preocupación china por los comentarios de Trump en la campaña.