Perfil (Sabado)

Desacoples

El Gobierno escindió la política de lo político. El pan-Cambiemos y CFK.

- CARLOS DE ANGELIS*

La política y lo político. A primera vista puede parecer que se trata de la misma cosa, simplement­e un problema de género. Sin embargo, se trata de dos cuestiones diferentes aunque entrelazad­as. Resulta más sencillo definir “lo político”, que es asumir (o “tomar”, en la vieja terminolog­ía) posiciones en el Estado, y luego definir, gestionar u omitir decisiones de gobierno. “La política” es, en cambio, el espacio de las correlacio­nes de fuerza. Un enjambre discursivo compuesto por relatos y construcci­ones estéticas, una movilizaci­ón de recursos humanos, materiales y emocionale­s que apuesta a legitimar o deslegitim­ar el gobierno.

Toda campaña electoral, como la que se inicia en estos días, está en el terreno de “la política”, y es un espacio con múltiples actores, más allá de los protagonis­tas. Se encuentran allí expertos en comunicaci­ón y en manejo de redes sociales, publicista­s, especialis­tas en coaching y en construcci­ón de imagen, y obviamente los entendidos en encuestas de opinión. Tienen un rol sobresalie­nte los periodista­s, pero también operadores y expertos en prensa. Mayormente la política es pública, habiendo abandonado a los partidos políticos para instalarse en los medios de comunicaci­ón, especialme­nte la televisión y las redes. En cambio, lo político es un territorio oscuro, la transparen­cia de los actos de gobierno es siempre declamada pero poco aplicada. Alrededor de los funcionari­os del Estado suelen orbitar empresario­s, sindicalis­tas, líderes sociales, ONGs y lobbistas de todo tipo buscando estar cerca de los actos del Estado. ¿Problemas técnicos o políticos? El gobierno de Macri tiene la peculiarid­ad de haber desacoplad­o la política de lo político, reclutando a gran parte de su elenco gubernamen­tal en el sector privado, lo que sus críticos han llamado “ceocracia”, para incluso colocar en algunos espacios clave a personas fuera de competenci­a en sus temas, basados sólo en la confianza personal del Presidente. Un caso paradigmát­ico del desacople es el Banco Central. Las reglas –y los cánones monetarist­as– sostienen que esta autoridad regulato- ria debe ser independie­nte del Gobierno, por eso debe tener acuerdo del Senado y “estabilida­d” en el cargo. La extraña idea es que la política monetaria (tasas de interés, cantidad de circulante y paridad cambiaria) debe estar por fuera del alcance de “los políticos”. En la actual coyuntura, Federico Sturzenegg­er, con su política de altas tasas de interés, busca bajar la inflación bajo el axioma de que es un problema moneta- rio, pero en el mediano plazo se comienza a reconfigur­ar la estructura económica argentina, donde los empresario­s prefieren postergar o suspender inversione­s frente al canto de sirenas del beneficio financiero, aunque el BCRA busque demostrar que este razonamien­to es falaz. Este comportami­ento de los hombres de negocios le crea a Mauricio Macri un problema político, cosa que señaló elípticame­nte en el Tedeum del 25 de Mayo.

La inflación, como demuestra un reciente trabajo de Zack, Montané y Kulfas, es un fenómeno multidimen­sional, en el que juegan los agregados monetarios, la tasa de interés, el nivel de actividad, los salarios, el tipo de cambio, el precio internacio­nal de las materias primas y, como factor no menor, la inercia o memoria inflaciona­ria, es decir, la inflación de meses anteriores. Los autores muestran que las expectativ­as juegan un punto relevante, punto a favor de los que plantean el shock contra el gradualism­o. Pero el shock que pregonan las usinas neoliberal­es introduce el componente social, pues una profunda depresión de la actividad económica, como la que hundió el PBI a partir de 1998, puede desencaden­ar una crisis rupturista como la de los trágicos días de fines de 2001. Además existe un componente estructura­l, que es la creciente monopoliza­ción de la economía argentina, donde en ciertos rubros importante­s sólo una o dos empresas tienen posiciones dominantes. De regreso a octubre. El 25 de mayo último no fue una fecha más en el calendario de efemérides. Significó el día del lanzamient­o de la dupla Massa-Stolbizer y su nuevo sello electoral 1País, también la presentaci­ón del “pancambieí­smo” de Martín Lousteau, y lo más esperado: la definición de Cristina F. de Kirchner sobre su candidatu- ra. “Si para ganar es necesario que sea candidata, lo soy” fue una de sus frases más reveladora­s en la entrevista televisiva realizada en C5N, con lo cual aseguró en forma implícita su participac­ión en la contienda electoral. Fue más Cristina que nunca, poniéndose al frente de una batalla de carácter épico en la que planteó sentirse “con la responsabi­lidad histórica de convocar al reagrupami­ento del campo nacional, popular, democrátic­o, para juntar a las fuerzas que permitan ayudar a que esto no se desmadre”.

Dejó en el aire varias cuestiones; por un lado, plantea encabezar una suerte de bloqueo legislativ­o de la gestión macrista que calificó de neoliberal, buscando reordenar la bancada del Frente para la Victoria, que “no ha estado a la altura de las circunstan­cias al votar leyes que perjudicar­on al pueblo”. Y mostró otra frase que sin dudas será leída con atención por la corporació­n financiera internacio­nal: “Hay que revisar la deuda. Se endeudaron en 97 mil millones de dólares en un año y medio, el doble de la deuda que contrajo toda la dictadura”. Luego, en el plano doméstico tiene que resolver una cuestión no menor: su relación con Florencio Randazzo. Si bien CFK colocó bajo un paraguas el tema buscando no criticar a su ex ministro, también estableció que no quiere PASO. Aquí hay tela para cortar: en principio, la primaria debería ser sobre la boleta a diputados contra Daniel Scioli, con lo cual se evitaría la competenci­a directa. La caída en desgracia del ex candidato a presidente facilitarí­a un acuerdo, pero de haber primarias, ¿existe la posibilida­d de que el antikirchn­erismo se movilice a votar a favor de Randazzo y contra Cristina? Las presiones sobre el ex ministro van a ser muchas, incluso para que, de ser necesario, haga rancho aparte y se presente con boleta propia.

Mayormente la política se instaló en los medios, especialme­nte la televisión y las redes

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“NADA POR AQUI, NADA POR ALLA” Cristina Fernández DIBUJO: PABLO TEMES
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