“AWADA ERA EL ELEGIDO”
—Uno de tus puntos J.M.D. fuertes es tu trabajo con los actores: ¿cómo se dio ese proceso en El bar? —El tores trabajofue bueno.con los Lo ac- he disfrutadosensación de muchísimo.que he con- La tadoEs unalo que película quería salvaje, contar. muymuy angustiosa,diver tida, a con vecesun puntootro ladode comediame deja que plena- por mente satisfecho. —¿Cómo llevaste a cabo la elección de Alejandro Awada? —Es una coproducción, claro, pero cuando me puse a ver a Awada y su trabajo en Historia de un
clan, dije que era muy bueno. Es una gozada verlo actuar. Entonces entendí que él era el hombre para el papel. —Hablabas de l os cambios en la industria. ¿Cuál sería el más importante entonces al pensar en las nuevas plataformas? —Podemos usar un ejemplo: en una época la gente necesitaba comprar hielo para enfriar toda su comida. Cientos de ellos con garfios y camiones. Bueno, ahora hay heladeras. Todo eso desaparece. Ahora cambió la industria, y el formato, y la manera de relacionarse con el cliente. —Pero hay quienes no pueden soltar la nevera. —Todos quieren la nevera. El espectador es el mismo. Es más interesante que nunca. Sabe más que nunca. Tiene otro lenguaje, otra manera de contar las cosas, es alguien que ha jugado mil veces al Metal Gear Solid. Hay que aprender de él. Quema tu colección de Cahiers du Cinéma y espabila. —Aun así, cada vez es más difícil llevar a los jóvenes al cine a ver nuevos relatos, ¿o no? —Los están viendo. Nunca se consumió más audiovisual. No queremos llevarlo al cine: es una cosa de viejas, y contraproducente para el productor. Es como cuando alguien se aferraba al VHS. El cine no es el formato. El cine es la proyección de las imágenes donde está el público.