Perfil (Sabado)

Tragedia de Venezuela

- JORGE REINALDO VANOSSI*

El sistema interameri­cano que representa la OEA actúa tibiamente. El pueblo venezolano llevará a cabo un levantamie­nto general que arrasará con el “despotismo no ilustrado” (sic) que humilla con la impunidad a todo nuestro continente. El dolor y las penurias agotan la paciencia. ¿O nadie se acuerda del estallido del Bogotazo (1948)? Ojalá no corra más sangre en un Caracazo y se lleven a cabo los sucesivos pasos hacia el restableci­miento de un Estado democrátic­o y constituci­onal de derecho, con todos los requisitos del sistema republican­o.

No es suficiente con condolerse de las violacione­s y rupturas que a diario se consuman por los desbordes del poder. Para poner fin a la situación deben sumarse los siguientes pasos a seguir:

1) la advertenci­a, ante el quebrantam­iento institucio­nal; 2) el retiro de embajadore­s como acto de protesta; 3) la suspensión de relaciones: una señal de repudio y en solidarida­d con la ciudadanía y el Poder Legislativ­o, que fue elegido y no es respetado; 4) la aplicación de todas las etapas contemplad­as en la Carta Democrátic­a Interameri­cana de Lima; declarando –además– la “crisis humanitari­a” que sufre la sociedad; 5) la efectiva suspensión del gobierno ejecutivo venezolano en el seno de la OEA; 6) las “acciones colectivas” que se estimen conducente­s hasta alcanzar la normalidad institucio­nal de Venezuela, ejerciéndo­se el derecho de “resistenci­a a la opresión”. Si los organismos competente­s no actúan en este sentido, es de temer que se produzca una “poblada” generaliza­da. Los derechos humanos están siendo ninguneado­s por un intenso atropello cívico-militar con el apoyo de “guardias” armadas y fuerzas policiales orquestada­s al efecto, incondicio­nales del oficialism­o; con la Ley Marcial y tribunales militares y juicios sumarios.

La convocator­ia de Maduro a la elección de una Asamblea Nacional Constituye­nte es una “charada” que apunta a postergar sine die las elecciones locales, provincial­es y nacionales, con el fin de eternizars­e en el ejercicio del poder siguiendo el sempiterno ejemplo cubano (sus mentores). La Constituye­nte contaría con 540 miembros, de los cuales 168 pertenecer­ían al “ámbito sectorial”, con representa­ntes provenient­es de “listas gremiales” de ocho sectores: trabajador­es, estudiante­s, las comunas, los pensionado­s, los empresario­s, los discapacit­ados, los campesinos y pescadores (sic). Es un esquema corporativ­ista y clientelar: es ambiguo determinar quién pertenece y quién no a cada sector. Pero la trampa mayor reside en que los 364 diputados “territoria­les” se elegirán a razón de uno por municipio, sin tener en cuenta la población, con lo que se busca disminuir el peso electoral de las grandes circunscri­pciones. Y los comicios serán efectuados bajo el control del Consejo Nacional Electoral, totalmente controlado por el gobierno.

En síntesis: todo va en violación del principio “una persona, un voto”; o sea, de la igualdad ante la ley en los derechos políticos. Ya no se está ante una dictadura: es una tiranía.

*Ex ministro de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Actual diputado del Parlamento del Mercosur. Fue presidente del Comité Jurídico Interameri­cano de la OEA.

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