Marta Minujín quiso que ‘El Principito’ estuviera en su templo
Ubicado frente a donde los nazis quemaron libros en Kassel, se instaló este Partenón con títulos censurados. Se “prohibió” poner Mi lucha, de Hitler, y obras que inciten al odio.
“Tiene exactamente la misma dimensión que el Partenón ubicado en la Acrópolis: 70 metros de largo por 31 metros de ancho y 10 metros de alto”, dijo Pierre Bal-Blanc, uno de los comisarios de Documenta 14, la expo de arte que hoy comienza en la ciudad alemana de Kassel. Este Partenón que Marta Minujín erigió en Alemania ya había tenido su primera versión en Buenos Aires en 1983 con los libros prohibidos por la dictadura argentina. Por eso ella la considera su obra “más política”. En el caso de este nuevo templo, los libros que recubren sus 46 columnas son títulos que fueron censurados no sólo durante la Alemania nazi, sino también los que no se podían leer en Berlín hasta la caída del Muro, o en países como Sudáfrica durante el apartheid.
Por su parte, Minujín pidió que hubiera muchos ejemplares de El Principito, de Saint Exupery, y de Las flores del mal, de Baudelaire. En algunas de sus columnas pueden verse también ejemplares de El Quijote, El gran Gatsby, Sherlock Holmes o La Biblia. Investigación. Fueron diecinueve los estudiantes de la universidad de Kassel que elaboraron el minucioso listado de los libros prohibidos. Un trabajo casi titánico ya que detallaron unas 70 mil obras desde “la reforma protestante hace 500 años pasando por la Sudáfrica bajo el apartheid”, detalló el historiador de arte Florian Gassner. Establecer que un libro fue censurado no es tarea fácil. “En la ex República Federal Alemana, por ejemplo, las autoridades no hicieron una lista”, explicó Gassner. “Lo que pasaba es que cuando un autor quería imprimir su obra, de repente no quedaba papel”. Vericue- to que encontraba la censura para manifestarse en aquellos tiempos. De ese listado general, se seleccionaron 170 obras para integrar el Partenón. Y a través de donaciones generadas en diversos países se reunieron unos cien mil libros, de los que Argentina aportó unos seis mil. Titulos como Mein Kampf ( Mi lucha) de Adolf Hitler quedaron fuera del Partenón así como todas las obras que inciten al odio racial.
Como sucedió en Buenos Aires en 1983, este Partenón permanecerá con todos sus libros hasta el 17 de septiembre, fecha en que se desmontará previo reparto de los cien mil ejemplares entre el público. “Este Partenón de los Libros es un proyecto monumental pero inmaterial”, sintetiza Pierre Bal-Blanc. “Y desaparecerá como ha aparecido”.