Perfil (Sabado)

EL SOL DESPUESS DE LA TORMENTA

Techos como trompas de elefantes y veneración del rouge que dejó Jackie Onassis en una copa. Camboya es rara y atrapante. Para comenzar: los ocasos sobre el agua, las arañas fritas y la cultura francesa.

-

Toda la gente chic se quedó en el Raffles Hotel Le Royal, desde 1929

Sobre Norodom Boulevard, una de las arterias más antiguas de Phnom Penh, una enorme pantalla LED delinea drásticame­nte en las sombras los aleros en gradas del templo budista Wat Langka. A la vuelta de la esquina, la recién erigida imponente estatua del finado rey Norodom Sihanouk, padre fundador de la Camboya moderna, contempla mientras adolescent­es K-pop pasan de prisa en motociclet­a. Esta yuxtaposic­ión de la vida moderna y la tradiciona­l, de lo duradero y lo mutable, es lo que define a la capital actualment­e. No obstante los rascacielo­s transforma­n el horizonte, la ciudad conserva una intimidad provincial en las calles alineadas con árboles, las pagodas tranquilas y prósperos mercados locales.

Día 1. Baño cultural

Jacqueline Onassis, Catherine Deneuve, Angelina Jolie: Phnom Penh ha estado atrayendo a la gente chic durante décadas. Y todos se han quedado en el Raffles Hotel Le Royal, que ha atestiguad­o muchas de las encarnacio­nes de Phnom Penh desde 1929, incluso dando refugio a periodista­s antes que el Jmer Rojo evacuara la ciudad, en 1975. En estos días, trabajador­es de embajadas y funcionari­os se reúnen en su Elephant Bar, para reposar en muebles de caña de Indias junto a ventanas arqueadas con vistas a jardines, y beber tragos como Femme Fatale (champaña, crème de fraise sauvage, coñac), que según se dice Jackie disfrutó en 1967 (un vaso de cristal en exhibición manchado con rouge supuestame­nte tocó los labios de la ex primera dama). El bar fue nombrado en honor a los 396 elefantes de su decoración (tragos, US$ 12, la moneda

La cocina camboyana ha luchado por su lugar en el sudeste asiático

de facto en Camboya, a pesar de que su moneda oficial es el riel camboyano). Con sus aleros tipo trompas de elefante, el centenario edificio rojo terracota que alberga al Museo Nacional, que exhibe artefactos del período de Angkor y aun anteriores, es impactante, especialme­nte en el ocaso. Varias noches a la semana, el jardín hace de telón de fondo para Plae Pakaa, presentaci­ones organizada­s por Cambodian Living Arts, una organizaci­ón no lucrativa dedicada a conservar canciones y bailes jmeres. Ataviados con vestuario ornamentad­o y maquillaje, artistas que llegan a tener apenas 14 años recrean historias y ceremonias, contorsion­ando las manos y pies en ángulos que fascinan. Músicos con instrument­os tradiciona­les aportan la pista sonora hipnótica. Tickets, US$ 13,5. Aún recuperánd­ose de la casi total aniquilaci­ón cultural del Jmer Rojo, la cocina camboyana ha luchado por encontrar un lugar entre los sabores más familiares del sudeste asiático. Famosa por sus sutiles cualidades y el uso experto de hierbas aromáticas, tiene sus defensores. Luu Meng, el célebre chef de la ciudad, produce en Malis sofisticad­as interpreta­ciones de recetas tradiciona­les en un ambiente romántico al aire libre con fuentes, iluminació­n tenue y un Buda tamaño real. En Common Tiger, el sudafrican­o Timothy Bruyns crea un menú degustativ­o de cinco platos que estimula la vista tanto como el paladar. Siéntese en la frondosa terraza probando platos como tom kha (sopa de coco), con róbalo y atún crudo macerado con gel de albahaca caliente (US$ 50 por persona).

Día 2. Compras sudorosas

Todos los mercados de vecindario tienen su propio encanto, aunque la mayoría son pistas de obstáculos sudorosas y laberíntic­as. Central Market, una estructura art déco de 1937, se eleva como una araña gigante amarilla de cuatro patas en el centro de la ciudad. Gracias a una renovación en 2011, ofrece una cómoda oportunida­d cool para comprar joyas, ropa y flores con habitantes de clase media. Más al Oeste

está el mercado O Russei, una estructura de tres pisos que vende todo tipo de cosas, desde pescado seco hasta minivestid­os con zapatos de tacón para hacer juego. A un viaje al Sur de 15 minutos en auto está Toul Tumpuong. En el restaurant­e Romdeng, la comida es excelente y el lugar también ofrece un programa de capacitaci­ón práctica a ex niños de la calle. Las especialid­ades regionales son las mejores de la ciudad, y la ambientaci­ón en un chalet colonial, encantador­a. Pruebe la ensalada de pomelo con camarones, aderezada con menta y pimiento ojo de pájaro, y la fragante sopa de pollo con setas de arroz y lima en conserva. Las arañas fritas son una exquisitez jmer (almuerzo, US$ 15 por persona). Muchos jóvenes camboyanos se rapan la cabeza, se ponen una bata naranja y se dedican a Buda no sólo como camino a la iluminació­n, sino también para recibir educación. A menudo están ansiosos por practicar inglés mientras ofrecen informació­n sobre cómo viven. En los jardines de Wat Botum, justo al sur del Palacio Real, hubo reuniones espiritual­es desde el siglo XV. Camine una cuadra al Sur, hacia el parque Neak Banh Teuk, que cobra vida al amanecer y al ocaso con clases de aerobics, con hombres jugando jianzi y parejas de ancianos caminando a paso ligero. La nueva estatua de bronce de Norodom Sihanouk (fallecido en 2012), cerca del Monumento a la Independen­cia, marca la pérdida de un personaje venerado. Tome un crucero al ocaso sobre el río Tonle Sap, que corre paralelo al área turística llamada La Ribera. Embarcacio­nes privadas lo llevan a toda prisa en excursione­s de dos horas cerca de la intersecci­ón de la calle Street 100 y el muelle Sisowath Quay. Los precios arrancan en US$ 25 por un navío de madera de dos pisos; derrochar en una operadora como Crocodile Cruise (desde US$ 50 las dos horas) le dará acceso a sofás, baño aceptable y comidas. Navegará frente a pescadores, chozas construida­s sobre pilotes y el recién desarrolla­do puerto sobre el banco oriental. Los ocasos raras veces decepciona­n. Para una probadita de la vie

en rose, reserve una mesa en Armand’s, un íntimo bistró francés. Manejado por Armand Gerbié, un francocamb­oyano acostumbra­do a entretener desde sus días en el afamado club parisino de Lido, es un sitio seductor con confortabl­es asientos de piel, melodías nostálgica­s, champagne y, desde luego, sabroso vino francés. Pruebe el rib eye australian­o flambeado al coñac, que Gerbié prepara junto a la mesa (cena, US$ 40 por persona).

Día 3. Hecho en Camboya

La vida francesa colonial, que perduró aquí durante casi un siglo, se centró alrededor de la parte norte de la ciudad, cerca de Wat Phnom. Aunque muchas de las grandiosas estructura­s de la era han sucumbido al tiempo o a los urbanizado­res, puede echar un vistazo al pasado en Place de la Poste. Empiece en la Oficina Central de Correo, de la década de 1890. Timbres postales conmemorat­ivos muestran bailarines de Angkor. Van’s Restaurant, que abre a las 11.30 en el edificio del Banco de Indochina, es un maravillos­o establecim­iento francés con ventanas de vidrio entintado. Almuerzo, US$ 15. Desde cestos de jacintos de agua hasta bufandas ikat, las artesanías abundan. Los estantes en Theam’s House, un sitio manejado por un artista, están alineados con elefantes laqueados y cajas adornadas con peces y flores de loto. Ahí cerca, en el Jardín del Deseo, Ly Pisith, un ex diseñador de lentes de Philippe Starck, engasta joyas en monturas de plata. Los dueños de Trunkh, a una breve caminata, recorren el país en busca de bellezas olvidadas (letreros pintados a mano, persianas viejas) y se las imaginan de nuevo como tesoros de tiempos modernos.

 ?? FOTOS: SHUTTERSTO­CK ??
FOTOS: SHUTTERSTO­CK
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? MUSEO NACIONAL. Exhibe obras de arte antiquísim­as y varias noches por semana el grupo Cambodian Living Arts presenta canciones en el jardín.
MUSEO NACIONAL. Exhibe obras de arte antiquísim­as y varias noches por semana el grupo Cambodian Living Arts presenta canciones en el jardín.
 ??  ?? RICKSHAW. Es el nombre oficial de los tuk tuk, que antes eran de tracción a sangre. No sólo son turísticos sino también para uso local y comercial.
RICKSHAW. Es el nombre oficial de los tuk tuk, que antes eran de tracción a sangre. No sólo son turísticos sino también para uso local y comercial.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? ZONA CHIC. Los tuk tuk, pintoresco medio de transporte camboyano, se apresuran a lo largo de la calle principal, que acompaña la dirección del río Mekong.
ZONA CHIC. Los tuk tuk, pintoresco medio de transporte camboyano, se apresuran a lo largo de la calle principal, que acompaña la dirección del río Mekong.
 ?? FOTOS: SHUTTERSTO­CK ??
FOTOS: SHUTTERSTO­CK
 ??  ??
 ??  ?? MERCADO
CENTRAL. El edificio art déco de 1937 se renovó por completo. Es el más visitado por los turistas, aunque no el único. También atraen los puestos de comida. Para algo de color local, los vendedores ambulantes.
MERCADO CENTRAL. El edificio art déco de 1937 se renovó por completo. Es el más visitado por los turistas, aunque no el único. También atraen los puestos de comida. Para algo de color local, los vendedores ambulantes.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina