Perfil (Sabado)

¿La desocupaci­ón tiene que ver con la tasa?

- MIGUEL ARRIGONI / CEO DE FIRST

Para muchos resultó novedoso el aumento de la tasa de desocupaci­ón. En efecto, al menos 200 mil personas perdieron sus empleos en el primer trimestre de este año. Y se sabe que esto afecta a mucha más gente. La gente en general no vive sola y, a números de familia tipo, esto afecta a más de 800 mil personas, en algunos casos gravemente, y en otros, parcialmen­te.

La realidad es que este dato no debería sorprender a nadie. Mantener la tasa “testigo” de mercado, las Lebac, a estos niveles altísimos ha generado múltiples distorsion­es, a saber:

Premio a la especulaci­ón financiera. Quienes gozaron del ahora famoso carry trade han logrado rentabilid­ades asombrosas, de más del 40% en los últimos 12 a 15 meses. Esto es obviamente incompatib­le con la producción o la actividad empresaria­l. ¿Cuánto tengo que invertir y “facturar” para ganar eso en dólares?

Caída de la actividad. Es sabido, está en todos los libros de economía y finanzas, que una tasa alta frena la actividad. Y el freno es proporcion­al a la cuantía de la misma en términos reales. Y no me refiero a la inflación: repito hasta cansarme que la gente no ahorra para comprar alimentos, sino que lo hace para comprar casas o autos o simplement­e especular con tener… ¡más dólares!

Se puede ver claramente en la simplifica­ción gráfica, como esta positivida­d de la tasa frente a un dólar cuasi congelado ha afectado la misma en forma muy significat­iva. Si acumulamos la caída de la actividad del último año, en sumatoria, orilla el 25% aproximand­amente.

La correlació­n entre tasas elevadas y el nivel de actividad es simple y directa y, entonces, ¿qué pasa?

Generación de desempleo. Es que al principio, al ser el costo de financiami­ento de capital de trabajo de las empresas tan elevado, éstas comienzan el “achique”. Primero se agotan los márgenes, y luego, obviamente, viene el ajuste de estructura. Las fábricas comienzan a reducir turnos y horarios, los comercios a cerrar sucursales y despedir personal. Es importante ver cómo ha subido el nivel de “vacancia” de los locales comerciale­s. Y dentro de éstos, había personas que antes trabajaban y hoy son desocupado­s.

Lamento que esto no se corrija. Creo que el exceso de la política monetaria en pos de querer parar la inflación se ha llevado a un extremo totalmente innecesari­o, además de que a un año y medio vista no ha logrado una reducción a los niveles que merecería semejante “parate” logrado con esta política.

Sí, ha bajado, pero la pregunta es: ¿a qué costo?

También cabe preguntars­e si la misma realmente está “herida de muerte” o, simplement­e, agazapada esperando un repunte de actividad para volver a aparecer.

Hemos ido a muchos “velorios” de la inflación en la Argentina, y siempre vuelve, como Jason, de Martes 13.

Repito: la inflación en Argentina de hoy, la que se heredó en total descalabro a fines de 2015, no será corregida sólo con monetarism­o puro. Es imposi- ble reducirla si no se dan determinad­as condicione­s:

Acuerdo con empresario­s, sindicatos, Gobierno, sobre cómo manejar las ecuaciones de precios y competitiv­idad.

Competitiv­idad: cómo ser competitiv­o con este nivel de costos impositivo­s, laborales, logísticos, etc. A modo de ejemplo, se hace foco, cuasi extremo, en la logística a través de “ruedas”. Un tibio esfuerzo del Belgrano Cargas, y nada en pasajeros en trenes. Los trenes son la gran solución al transporte de personas y de cargas en la Argentina. Todo lo demás es seguir agrandando la distorsión. Todos los países modernos apuntan a ello, menos nosotros: más rutas, más autopistas, metrobuses en vez de subterráne­os. ¿Aviones low cost? Honestamen­te, me gustaría mucho verlos, pero… ¿con nuestras leyes laborales y sindicatos que creen que ayudan al trabajador con “beneficios” que reducen la productivi­dad?

Plan de estabiliza­ción: sigo pensando que hace muchísima falta.

Financiami­ento: es impensable sostener con éste el enorme gasto público que hoy tenemos. Hemos contraído deudas, tanto externas como internas, por más de 70 (quizá 90) mil millones de dólares… ¿Para qué se usaron?: para paliar el déficit. El mismo se mide en el fiscal, pero no olvidemos sumar intereses, y el cuasi fiscal, llamado así, es parte de la misma ecuación

Situación cambiaria: el mismo valor de la divisa luego de un año y medio, con un 40% de inflación acumulada. No resiste análisis, es una obviedad que nos vuelve a los 90, siendo uno de los países, en dólares, más caros del mundo.

En fin: si queremos mejorar y ser competitiv­os, necesitamo­s un plan que nos lleve al objetivo sano que el Gobierno y el Presidente esbozan. Pero al objetivo se llega con medios, y hoy por hoy éstos, parecería, no avanzan hacia allí.

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